lunes, 2 de diciembre de 2013

Cinco Estrellas para Cinco Estrellas


Las primeras cinco estrellas de mi título de hoy aluden al reconocimiento --- las notas que confiere un viejo maestro --- a cinco escritos, lúcidos, sagaces, con que cinco analistas de nuestra vida pública han regalado sensatez a plenitud sobre los problemas que nos aquejan como pueblo.  Es decir, que echo por delante el placer que me causa la inteligencia y la cultura bien utilizadas en pro de la ilustración pública.

Las segundas cinco estrellas van dirigidas a los autores que con estas líneas premio con mi admiración, a colegas escritores que me acompañan regularmente --- con sus respectivas columnas en El Nuevo Día --- en el intento de descifrar el laberinto puertorriqueño que hoy más que nunca vivimos, padecemos.  Se trata de los escritos regulares --- por lo menos semanales --- de cinco cabezas claras, cultas y cívicamente patriotas: el economista Sergio Marxuach, la escritora Carmen Dolores Hernández, el doctor Efrén Rivera, la escritora Mayra Montero, y el periodista-analista Benjamín Torres Gotay.  No los conozco personalmente, aunque quizás ellos me reconozcan a mí por haberme requedado tanto tiempo sirviéndole a mi País.  Pero ni falta que hace: los conozco por sus frutos.

Me emociona saber que, entre otros, por lo menos estos cinco sirven de atalayas de claridad y sensatez, en la función que Albert Camus llamaba “testigos de la ciudad”.

Los artículos a los que aludo son --- en el caso de Sergio Marxuach --- del domingo 24 de noviembre, donde recuerda a los políticos y burócratas de la educación la finalidad de “educare” --- la capacitación reflexiva y crítica de la inteligencia como condición posibilitante de todas las otras y eventuales usos de esta para la vida cívica y económica.

En esa misma edición de El Nuevo Dia, la escritora Carmen Dolores Hernández analiza el proceso de selección del Presidente de la UPR, a modo de concurso mediático:  sin sustancia, sin responsabilidad a la luz de la alta encomienda del agraciado, de espaldas a la naturaleza del saber  y la cultura universitaria y en más que segura garantía de mediocridad, como si los pasados diez años no hubiesen agotado esa desvalorización de lo que fue una vez la Universidad de Puerto Rico.

El pasado 30 de noviembre, en el mismo periódico, el doctor Efrén Rivera, Catedrático de Derecho, nos regaló un enjundioso análisis, filosófico y político, de la pena de muerte, y de la obsesión de Fiscalía Federal en busca de una víctima para asesinarlo con la pena capital, en dirección absolutamente contraria a la Europa y la América civilizada --- en parte.  Mientras Estados Unidos hace arreglos con los países civilizados que abolieron la pena de muerte, en la Corte Federal de Puerto Rico están buscando --- como los perros de Pavlov al sonido de la campana --- un acusado para matarlo, en nombre de la justicia.

En torno a estos tres ensayos de vanguardia intelectual y ética, Mayra Montero y Benjamín Torres Gotay se unen semanalmente y suben a la torre de la vigilancia cívica --- atalayas también --- contra la corrupción, la ignorancia y la incompetencia. 

Ahora sí que digo yo, ¡qué nos haríamos si no los tuviéramos!

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