La gran
divisoria histórica, política y humana sobre los asuntos públicos --- y del
pueblo como sociedad --- se expresa en dos tipos de regímenes políticos: el sistema totalitario, con sus
variantes de autoritarismo y dictadura personal, por un lado, y el sistema
democrático liberal, creación --- como la ciencia experimental --- del mundo
moderno, del Renacimiento y la Ilustración hasta nuestros días.
El
totalitarismo y los dictadores tiránicos son directos, eficientes, y
superorganizados. “El Estado soy
yo”, “lo manda el jefe”, y otra expresiones sintéticas, directas y finales,
caracterizan el orden antidemocrático en todas sus variantes.
La
democracia, por otro lado, sobre la base de las libertades personales y el
derecho de asociación, se expresa como reguero, como proliferación de intereses
y de grupos, en lo que los Padres de la Constitución de los Estados Unidos
llamaron “facciones”.
Por todo
lo anterior, en la democracia, el reclamo del poder como medio de diz que
representar al pueblo, se organiza en partidos, esto es, partes en busca de la
autoridad para representar al Todo, a la comunidad política entera. El proceso que hace posible eso se
llama lucha y competencia partidista.
Ese es el proceso. El resultado
no es ni elegante ni agradable.
“Democracy is not nice” dijo John F. Kennedy.
Lo que
ocurrió el pasado fin de semana en un hotel de San Juan, en el que el PNP
celebró una asamblea reglamentaria, no es nada fuera del proceso normal de
cualquier partido en el cual privan ambiciones encontradas y pasiones
antitéticas en camino de realizar tales ambiciones. Ha ocurrido en nuestra vida pública desde 1887.
El
ciudadano y el elector tiene que tragar gordo para allanarse a esa realidad de
la lucha partidista, a menos que prefiera la tiranía de una persona, de una
“junta” militar, o de una autoridad teocrática, llámese Islam, Cristianismo o
Judaísmo.
El PPD
está hoy gozoso por el desconcierto del PNP. Deje el lector que llegue el momento de las decisiones definitivas
en el PPD. Se comportará como…
qué? Como se comporta un partido
complejo, a la defensiva, con un Babel de voces reclamando su representación
verdadera.
“So,
what is new? Nada. La política, pero sin política y
partidos no hay democracia ni libertades.
Afine el lector entonces su ingenio, asegúrese quién es el menos malo, y
vote. Porque los buenos, los
verdaderamente buenos, no corren.
Lo único
que puede paliar, aliviar esa realidad amarga --- a la luz de los ideales --- es
el liderato que piensa, articula, y educa, en el silencio de las pasiones
reeleccionarias. Si es un liderato
que va al frente del pueblo, abriendo caminos, no detrás, averiguando para
donde es que va el pueblo para seguirlo.
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