Cuando
Francisco Franco le hizo el favor a España de morirse, la vitalidad, el sentido
libertario de ese pueblo saltó al ruedo de la expresión por tanto tiempo
reprimido. Pude observar
ocularmente esa transformación, porque visité aquel País en 1960, en pleno
apogeo de la tiranía de Franco, y luego en el 2001, a media docena de años de
la muerte del bribón.
Muerto
el tirano, que seguramente se ha reunido con todos los obispos católicos que lo
sostuvieron en sus fechorías de masacre de la intelectualidad española ---
especialmente con el gran hipocritón papal, Pío XII, compinche de Hitler y
Mussolini a cambio de prebendas protectoras de su oportunismo --- España
destapó el pozo muro de la represión y volvió a ser sí misma, bocona, vivaracha,
medio anarquista y mal hablada. A
todo eso se le llamó “el destape”.
Liberación política, intelectual, sexual, con “la madre” del tirano a
flor de labios.
Vamos
al contraste que representan estas líneas. Porque se trata de que la tiranía de la corrupción
implacable de la Autoridad de Energía Eléctrica se ha destapado. El caso que, finalmente, promueve el
Departamento de Justicia contra los ladrones de la AEE, principalmente bajo las
administraciones de Pedro Rosselló y Luis Fortuño, representa, al fin, el tomar
cuenta de que el pozo muro de esa corporación pública ha explotado. Los procuradores de contratos corruptos
--- llamados tumbes --- mediante diseños conspiratoriales, se han robado esa
agencia, hasta el punto de una virtual sindicatura.
La
debilidad en unos casos, y el contubernio corrupto en otros, de todos los
gobernadores de 1969 hasta hoy, han destruido el haber más preciado con que
contaba el País, desde Antonio Luchetti a Rafael Urrutia: capacidad, dedicación, honestidad a
toda prueba. Compárense esos
patriotas del servicio público con los Miguel Cordero, Jorge Rodríguez, José A.
Ortiz, Josué Colón y comparsas.
Depredadores ellos, y facilitadores de ladrones.
La acción
acusatoria del Secretario de Justicia demuestra algún resquicio de aseo y
voluntad de responderle al pueblo por el raqueterismo del PNP como gobierno,
con sus paradigmas de corruptela, Pedro Rosselló y Luis Fortuño, íconos de
perversidad aparentemente impune hasta el día de hoy.
La
pregunta que todo esto plantea se gotea de la mata: ¿Habrá justicia en los tribunales intervenidos y apalabrados
en su mayor parte, para darle una esperanza al pueblo?
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