domingo, 12 de octubre de 2014

Jimmy Carter a los Noventa Años: La Vocación de Servir y la Vocación de Servirse


El expresidente Jimmy Carter acaba de cumplir 90 años.  La mayor parte de ellos como servidor público, en su estado de Georgia y en la presidencia de los Estados Unidos.  Al salir de la Casa Blanca se ha dedicado a dos cosas, dos dimensiones nuevas de esa dedicación al Bien Común de su país y al bienestar  y la justicia de los pobres y de los condenados de la tierra de los que habló Franz Fanon.

Embajador de buena voluntad ante los países y los pueblos económica y socialmente atrasados del mundo moderno, esto es, que no alcanzaron la modernidad, no sólo ha caminado por esas sociedades con el gabán y la corbata de un expresidente norteamericano, sino también con el mameluco de carpintero construyendo casas y chozas seguras y eficientes para los deambulantes de todos los pueblos subdesarrollados económica y socialmente.

Observando hace muchos años esa conducta tan atípica de un expresidente de los Estados Unidos, que normalmente se dedican a capitalizar económicamente a base del prestigio de la alta posición que ocuparon --- el deshonrar como respuesta al honor --- escribí hace cerca de 30 años una columna en el San Juan Star, titulada “How to be an exPresident”.  Aquella columna fue reproducida --- en el intercambio entre periódicos --- por un diario de Arizona, el Arizona Democrat, destacando aquel reconocimiento a Carter como modelo moral de la nación.

Andando el tiempo y las experiencias que hemos sufrido en Puerto Rico con los exgobernadores --- principalmente Carlos Romero, Rafael Hernández Colón, Pedro Rosselló y Luis Fortuño --- no me queda más remedio que celebrar la vida y la ejemplaridad de Jimmy Carter como ícono de moralidad y dedicación a sus congéneres menos favorecidos con las riquezas de este mundo.

Ese contraste entre la vocación de servicio y la vocación de servirse se ha acentuado en estos días con la actuación amoral y éticamente cínica de los dos últimos expresidentes del Tribunal Supremo de Puerto Rico, quienes por la gula morbosa del dinero han optado por asumir como clientes al banco mafioso de Doral, contra los intereses del pueblo de Puerto Rico.  Esos dos, Federico Hernández Denton y Antonio Andreu García, han vendido el prestigio que le confirió la presidencia del más alto tribunal por lo que una notoria película de Hollywood llamaba “a few dollars more”.

Debe notarse que estos dos exJueces Presidentes, que en el retiro devengan el más alto sueldo que paga el País, que lo heredan al retirarse, íntegro, y si faltaren los hereda su esposa, son producto del establo político y económico de Rafael Hernández Colón, uno como Director de Campaña, y el otro como abogado del Partido Popular, lo que los asimila al carácter de camicaces de la ganga de los seis que hoy denigran al Tribunal Supremo de Puerto Rico.

¡No son puertorriqueños --- unos y otros --- sino fenicios!  El que tenga ojos para ver y memoria para recordar no tiene necesariamente que acudir a la conducta ejemplarizante de Jimmy Carter.  Debe bastarle con la modelación de Luis Muñoz Marín y Roberto Sánchez Vilella, y de tantos otros patriotas del servicio de la generación del 40.

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