martes, 14 de octubre de 2014

Puerto Rico: Un País a Oscuras


Ante la inanición discursiva del Gobernador Alejandro García Padilla, y dado que la sociedad, igual que la naturaleza, aborrece el vacío, Rafael Hernández Colón ha decidido dar el zarpazo definitivo y se ha lanzado al centro de la contienda ideológica --- porque se trata de ideas --- dentro del Partido Popular.  Para ello cuenta con avanzadas estratégicas que dominan la apariencia de liderato dentro del partido.  Un hijo en PRHAFA en Washington, uno a cargo del status en la Junta de Gobierno, y un nieto en la Fortaleza.

El despliegue de publicidad y venteo radial y televisado de su mensaje desde la Universidad Interamericana proyecta una campaña política personal y un emplazamiento al liderato oficial mudo del gobierno y del partido.

Esta es una nueva visión del histórico “Mensaje a García” de la revolución cubana de fines del siglo 19.

Yo no tengo problemas con las ideas y propuestas de RHC sobre el presente y el futuro de Puerto Rico y del Estado Libre Asociado.  Tampoco tengo problemas en reconocer su inteligencia y su cultura política.  Lo que no puedo tragar es su avaricia económica con fondos públicos, su inescrupulosidad afrentada en el contexto de una sociedad empobrecida, en desfalco económico y fiscal, y con unos recursos públicos en déficit galopante.  Esa manipulación del derecho para servirse con la cuchara grande lo inhabilita para reclamar liderato político y moral, tanto como lo incapacita su deslealtad a los que le sirvieron bien, creyendo que le estaban sirviendo a Puerto Rico.

Que el Partido Popular tenga que tolerar lecciones de “patriotismo” de ese ídolo roto acusa la gravedad de la crisis.

Por el silencio de los otros, a los que el pueblo ofreció su confianza, por su incapacidad de comunicación --- de iluminación al pueblo doliente --- RHC se vale de la tiniebla para reclamar protagonismo en su rol de albatros del organismo político que desde Muñoz y Sánchez Vilella anda dando tumbos erráticos buscando, como Marcel Proust, el tiempo perdido.

Los apagones de Energía Eléctrica son juego de niños comparados con el gran apagón del discurso político en Puerto Rico en años recientes.

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