martes, 7 de octubre de 2014

Alejandro y Oscar: Un Paréntesis de Decencia


La política democrática es siempre competitiva.  Muchas veces se torna destructiva de los valores de la concordia que debe subyacer las discordias entre partidos y lideratos.  Por eso es tan importante que de vez en cuando los líderes representativos de las tribus políticas saquen sus cabezas del lodo adversarial y representen, mediante gestos visibles y sentidos, lo mejor de los pueblos que pretenden dirigir y representar.

Uno de esos gestos dramáticos ocurrió a principios de esta semana, cuando el Gobernador García Padilla visitó en su celda de prisionero federal al patriota puertorriqueño Oscar López, a los 33 años y pico de su martirio a manos del imperio insensible y torpe, dirigido por un Presidente ocupado en defender los derechos humanos en las regiones más remotas del mundo, pero no ve el sadismo que su país practica, aunque lo tiene frente a sus narices.

La cobardía política, el odio al adversario aunque tenga razón, ciega a los opositores políticos y sacrifican el sentido elemental de justicia y simpatía humana.  Quisieran, pero no se atreven, aunque perciban, por empatía animal, que se comete con Oscar una atrocidad moral, diz que por conspirar por y para la independencia de Puerto Rico.  Supongo que condenarán a diario a Paul Revere y  Nathan Hale, a Patrick Henry y Thomas Jefferson por conspiradores también.

Con la visita a Oscar López Alejandro no sólo ha apurado lo mejor de su conciencia, sino que le ha lavado un poco la cara a sus detractores ideológicos.

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