viernes, 9 de marzo de 2012

AHORA BIEN: ¿Quien nos protege de Melinda?

Ante la opinión pública --- por todos los medios de comunicación--- reza el hecho de que el Senado de Puerto Rico y el Superintendente de la Policía le han asignado escoltas y policías a la senadora Melinda Romero, tras una orden de protección, tras una queja contra su ex-esposo, por maltrato y amenazas de daño mental y físico.

No discuto los hechos reclamados.  Pero resulta harto interesante que el pueblo se enterara de ese reclamo mediante las estaciones de radio y televisión, donde la senadora le regaló al País un bien planeado y repetido lloriqueo patético, en prueba de su rol de víctima.

Se trata de un operativo político ante el hecho de una primaria problemática para la señora.  Se trata de revivir una candidatura que está haciendo aguas. 

La pregunta que tiene que hacerse el votante ante ese lloriqueo y reclamo de maltrato, es si ese espectáculo mediático, en solicitud de pena y simpatía, la hace una mejor  candidata a senadora --- frente a otros aspirantes--- en la próxima primaria de su partido, y frente a su record legislativo.

Porque, en realidad, todos sabemos que la única razón para que ella ocupe una banca en el Senado es el nombre de su padre.  Eso en cuanto al pasado.  En cuanto al presente y el futuro, la pregunta que se tiene que contestar el votante primarista es sencilla: ¿qué le debe a Melinda como obra legislativa suya?  Quizás lo que ese elector recuerda con más prominencia es su record de iniciativas tontas, en busca de titulares, tales como su misiva al Papa para desbancar al Arzobispo Roberto  Torres González porque no es PNP, porque no se ha vendido a Fortuño por sendos platos  de lentejas, como los pastores fundamentalistas.  O como sus campañas en el Partido Republicano Nacional contra los latinos que luchan por un mejor bienestar, que sólo el Partido Demócrata y Obama ofrecen y aseguran.  Así que, ¿quién protege a Melinda de Melinda?

El lector recordará el resto de sus disparates, producto del analfabetismo funcional a  que nos tiene acostumbrados esa Madame Curie de la política republicana cavernaria en Puerto Rico.

Por todo lo anterior, el pueblo tiene que preguntarse:  Si los policías y las escoltas protegen con nuestros dineros a Melinda Romero, ¿quién nos protege a nosotros de ella?  ¡Ese es el issue que late en el fondo de esta pantomima!  

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