Luis Fortuño, el
probado impostor de las promesas y los incumplimientos --- incapaz de asumir
responsabilidades por el vertedero moral en que ha convertido el Gobierno de
Puerto Rico--- se declara impotente y cobarde ante las fechorías corruptas de
Roger Iglesias y las patanerías repetidas de Tomás Rivera Schatz contra
personas e instituciones de la sociedad que, como pueblo crédulo les confiaron
el poder que ahora blande impunemente ante un pueblo sufrido y espantado.
Las causas y razones
por las que Luis Fortuño luce impotente tienen que ver con la naturaleza de la
corrupción que él preside y comparte.
Desde el momento en que fue candidato a Comisionado Residente con el
dinero de los amigos que hoy favorece y premia, Fortuño ha multiplicado su
fortuna millonaria cuando la mayoría de los inversionistas y empresarios han
visto reducirse las suyas, excepto el vasto grupo beneficiado --- en paga por
sus favores políticos y económicos --- con más de 500 millones en contratos. Porque botó a más de 30 mil empleados
públicos y pasó esa riqueza a sus amigos millonarios y cadres del PNP, sin
escrúpulo moral alguno.
Siguiendo ese mal
ejemplo de Fortuño, y con su aprobación, Roger Iglesias viola la ley de la
profesión de ingeniería, realiza ventas simuladas a sus hijas, y tras escalar
al Senado con la protección de Tomas Rivera Schatz, obtiene contratos
adicionales millonarios, siguiendo el patrón de Fortuño, por un lado, quien se
enriqueció – él y su señora--- gracias al poder del puesto que ocupa, y por el otro es elevado por el padrino
de los corruptos de este gobierno --- Rivera Schatz--- a presidir la Comisión
que investiga al Presidente del Tribunal Supremo. Digno sucesor de Héctor Martínez, discípulo también y
protegido de Rivera Schatz y Fortuño.
Si Luis Fortuño
tuviera las manos limpias, si él no fuera un clon de Roger Iglesias, si tuviera
un poco de testosterona frente al patán de Rivera Szhatz, habría actuado con
responsabilidad en el “affair” Iglesias.
Pero no puede. Tiene las manos
sucias. Todavía anda
defendiendo los contratos corruptos de Juan Bravo, su servidor servil en la
transición de gobierno en el área de la justicia y la seguridad ---a lo Roger
Iglesias y Héctor Martínez.
Dios los cría…
En la campaña del 2004
Carlos Romero le dijo a Fortuño lo
que todo el mundo sabe en Puerto Rico, que Fortuño es un embustero. Para el 2008, Jorge Santini embelleció
su definición y forró todo San Juan tildando a Fortuño de “mamao”. Eso es historia, de la buena, y
relevante. Pero hoy andan todos
juntos . Saco a Romero aparte,
porque a pesar de sus otras fechorías, la corrupción no fue una de ellas. Asombra su silencio cómplice hoy ante
el cuadro siniestro de corrupción que ahoga lo que una vez fue el sueño
democrático de Don Luis Ferré.
Fortuño, sobre los
“rackets” de Iglesias, dice que el Departamento de Justicia actuará. ¡Que tomadura de pelo! El Secretario Somoza ya es una
vergüenza para la causa de la justicia en Puerto Rico. Ya debe estar arreglando --- tras
bastidores --- el toallazo doble, a Fortuño y a Iglesias. Quedará retratado para la historia como
un activista PNP, comprando un nombramiento a Rivera Schatz para el Tribunal
Apelativo, para el que no cualifica ni moral ni profesionalmente.
Dios los cría…
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