domingo, 10 de marzo de 2013

Poder Político, Jurídico y Liderato


El poder político se constituye de dos elementos que le prestan legitimidad.  En primer lugar, conforme a la necesidad democrática de que sea representativo del pueblo, el poder político responde a la exigencia constitucional de que sea el producto de la expresión aritmética mayoritaria electoral del 50 por ciento más uno de los votantes.  En ese momento la aspiración al poder oficial se convierte en autoridad jurídica.

En segundo lugar, un gobernante democrático que sea producto legítimo de la voluntad del pueblo para ejercer el poder político  tiene que decidir si se conforma con la mera autoridad jurídica, que es meramente simbólica, o va a convertir ese poder político y jurídico en liderato, es decir, en voluntad de mover el aparato total del Estado, y al pueblo mismo, el que lo eligió y el que le negó su endoso, hacia políticas necesarias y relevantes a la crisis económica y social que lo movió en primera instancia a ofrecerse como líder para presidir la transformación ofrecida al electorado.

Para realizar su función creadora, transformadora, pertinente a la angustia social, el poder jurídico, el gobernante democrático legítimo, porque cuenta con el respaldo, también jurídico, de la mayoría del electorado, tiene que transformarse en poder político, es decir, en líder de la polis.  Para tal función educativa, de comunicación sobre la totalidad de la problemática de la comunidad política que preside, no se puede segmentar la sociedad en pedazos, grupos de interés, clientelas, para ir repartiendo los dulces de la batea presupuestal, sin que ninguno de esos grupos tenga que tomar en cuenta las circunstancias, las actitudes, la disposición de los otros grupos.  Porque así, en vez de sumar uno a uno hasta cubrir la totalidad de la crisis, se va enojando uno a uno, al carecer cada uno de la visión completa de lo que van a aportar los otros a la solución de la crisis total.

Hasta la fecha, a los cuatro meses de poder jurídico como gobernador, no me parece que su enfoque político conduzca a una educación política adecuada del pueblo sobre sus buenas intenciones, de las cuales no puede existir duda alguna.  Porque no se trata de un Luis Fortuño que fue al gobierno a hacerse más millonario de lo que era, él y su mujer, sino de un hombre sano en motivaciones y deseoso de sacar al País del abismo de corrupción y de pillaje en que lo sumió su  antecesor.

Pero los principios operacionales, los enfoques, las estrategias educativas y de comunicación política que convierten el poder político jurídico en liderato real, y que orientan y deciden la percepción del pueblo sobre quién es, verdaderamente, el primer amor del gobernador, eso brilla por su ausencia.

Hasta la fecha va sacrificando a los más débiles y pobres, y no ha tocado a los de arriba.

Da la impresión superficial de que esta haciendo, resolviendo, pero en realidad no pasa nada.  Los legisladores y los alcaldes andan por la libre.  Donde no hay visión, decía algún libro del Viejo Testamento, el pueblo perece.

2 comentarios:

  1. http://www.gdb-pur.com/spa/documents/2013-02-27-PresentaciondeReformadeRetiro-Final.pdf
    Puerto Rico es la Grecia del Caribe. Otros dicen que es el Detriot del Caribe. Pero Puerto Rico es más que una ciudad y tiene más posibilidades. De la misma manera que la solución en Grecia es más Europa (Parafraseando a Ortega y Gasset, Grecia es el problema, Europa es la solución) la solución en Puerto Rico es una unión más perfecta o más unión fiscal. Los economistas del mundo están de acuerdo en que la solución de la crisis monetaria europea es una unión bancaria y una unión fiscal. Si eso es así, Puerto Rico está mucho más avanzado que Europa en esa dirección.
    La dificultad estriba en que los políticos no entienden el problema. Alemania tiene un diagnóstico equivocado de la crisis en el sentido de que cree que el problema europeo es que los países en crisis se deberían comportar como buenos alemanes. Es decir, la causa de la crisis es una crisis fiscal. En el caso de Puerto Rico está la idea del derecho divino a la exención contributiva. Es decir Puerto Rico no puede pagar impuestos federales porque su economía no está lo suficientemente desarrollada.
    Cambiar esa visión equivocada de la situación es tarea ardua. Keynes en su tiempo no podía convencer al público de que en tiempos de depresión era sabio incurrir en un déficit fiscal. Para la sabiduría convencional era axiomático que había que equilibrar el presupuesto. Tanto fue así que en 1936 Roosevelt accedió a equilibrar el presupuesto y lo que logró fue extender la Gran Depresión cuatro años más. Así pues los alemanes con su política de austeridad a rajatabla insisten en repetir la historia.
    Keynes argumentaba, de la misma manera que Aristóteles contra Platón, que el presupuesto de una compañía (o de una familia) y el del estado eran dos cosas distintas (y no sólo porque el estado tiene la capacidad de imprimir dinero.) No fue hasta que los déficits astronómicos de la segunda guerra mundial acabaron con la depresión que el mundo entendió la teoría de Keynes.
    Hay pues una gran probabilidad de que tanto la Unión Monetaria como Puerto Rico experimenten una crisis de gran envergadura que los lleve a cuestionar la validez de la sabiduría convencional. Con una tasa de endeudamiento de 150% del PNB y sin la capacidad de imprimir dinero, Puerto Rico anda por el camino de Grecia. Puerto Rico, como Aureliano Buendía está por descubrir, quinientos años después, que las cosas no son como parecen y que es la tierra la que le da la vuelta al sol y no al revés.

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  2. Mi exacta percepción. Gracias, Profe. Es obvio que todavía posee esa mente preclara. Cántelas como las ve.

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