La
Autoridad de Acueductos y Alcantarillados ha sido dirigida --- mal dirigida ---
por los últimos 20 años al menos, con los pies y unos pies bastante sucios, de
paso. Bajo la dirección ejecutiva
y o normativa de Jorge Rodríguez y José Ortiz --- dos penepés burdos fingiendo
de populares, al principio, en las administraciones de Sila María Calderón y
Aníbal Acevedo Vilá --- la corrupción a sus más altos niveles inundó todo el ámbito
de la agencia. Su dirigente más
fresco, que al ganar Luis Fortuño declaró que ahora sí, que se habían alineado
los planetas --- esto es, que el camino del robo legal estaba franco ---
entregó esa agencia, botado como bolsa, como tuvo que serlo con un 30% de
aprovechamiento del agua por la que todos pagamos, mientras 70% se pierde en
salideros y robos comerciales y residenciales. ¿Qué entregó Ortiz a Lazaro? Un desastre administrativo, financiero y operacional. Pero se fue loco de contento con sus
bonos autoasignados de espaldas, moral y económicamente, al desastre que
entrega porque sencillamente hubo que botarlo.
En la
naturaleza, nubes sobre suelos, el
agua baja. En nuestra geografía de
quebradas y ríos, el agua baja.
Donde único el agua sube es en la Autoridad de Acueductos y
Alcantarillados. Y desfiles de
Directores Ejecutivos y Juntas de Gobierno alcanzan niveles de procesión de
Semana Santa. Porque han dirigido
la agencia para ellos mismos, y para la oligarquía industrial y comercial, y
que el pueblo pague. La han
dirigido para los alcaldes irresponsables, y que el pueblo pague, hasta el
punto de que el Gobernador no ha tenido más remedio que botar la Junta
completa, sin preguntarle tan siquiera, porque como dice el viejo verso bíblico,
“su copa esta rebosando”.
Puerto
Rico carece en estos momentos de una clase administrativa de servicio público
racional y honesta, competente y responsable, y hay que crearla, recrearla, a la altura ejemplarizante de
Roberto Sánchez Vilella, Manuel A. Pérez, Juan Labadie Eurite, Rafael Urrutia,
Rafael de J. Cordero, Antonio Luchetti, Antonio Cuevas Viret y docenas de
otros, de 1941 a 1968. Se pudo
entonces, se puede ahora, falta para ello carácter, voluntad, dedicación
exclusiva al Bien Común. Pueblo
hay para entender eso y respaldarlo.
Alejandro
García Padilla ha dado un buen ejemplo con la limpieza en la AAA. Que no se quede ahí la cosa.
Una
cosa hay que objetar en la composición de esa Junta: la presencia de los dirigentes de los alcaldes asociados y
federados. Ellos son parte
sustancial del problema. Van a
pedir, a “jalar”, no a pensar en el pueblo como un todo.
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