martes, 28 de mayo de 2013

Un Cumplimiento, Medio Cumplimiento y un Incumplimiento Bochornoso


El saldo de ayer en la Asamblea Legislativa representa un debilitamiento político y moral del PPD y su gobernador con respecto a los compromisos contraídos en la pasada campaña electoral.  Plantea, prospectivamente, cuánto se le podrá creer a esos políticos cuando regresen al pueblo a buscar nuevos endosos.  ¿A cuenta de qué?  Veamos.

En ese balance hay un cumplimiento completo, el del Proyecto 488 sobre eliminación del discrimen con respecto a parejas de cualquier sexo u orientación sexual.  Esa victoria y ese cumplimiento se llama Luis Vega Ramos, y es justo así consignarlo.

Con respecto al Proyecto 238, de la autoría del senador Luis Nieves, la cobardía de los legisladores populares ante el chantaje electorero de los “divinos pastores” del oscurantismo, se redujo a la protección contra el discrimen contra homosexuales y lesbianas --- que son personas y ciudadanos como los legisladores --- a una sola cuestión, las relaciones y derechos laborales --- retirando del proyecto, por extorsión fundamentalista, toda una larga lista de situaciones donde el discrimen abunda, consagrando esos discrímenes, sub silentio , como buenos, legales, y morales.

Vergüenza le debe dar a esa mayoría popular por su oportunismo cínico.  No tanto así al PNP, porque ese partido no tiene las complicaciones mentales y morales del PPD, las que, por lo visto, va perdiendo a ritmo acelerado.

Con respecto a la apócrifa reforma legislativa, el incumplimiento es prácticamente total, con excepción de cesar los atracos manifiestos de carros y dietas. 

Esa reforma fue siempre, en un operativo dirigido desde el primer día por Eduardo Bhatia, un proceso legislativo de escondite detrás de los otros dos proyectos que atrajeron mayor atención porque el sexo vende más que la vergüenza.  Convoyado de esa manera, no recibió la atención pública de los otros proyectos, y lo aprobaron a lo sucusumuco.  Para ello tergiversaron el concepto de legislador ciudadano que lo que siempre ha significado un ciudadano que realiza las funciones normales como tal y que dedica un tiempo parcial, en una sola sesión legislativa, a servirle al País con su experiencia en el mundo real, en vez de a tiempo completo, mayormente perdido, en los pasillos del Capitolio y los restaurantes vecinos.

Para tal ofuscación, redefinieron el concepto de legislador ciudadano: ahora, para ellos, significa legislador a tiempo completo, que naturalmente es ciudadano.  La maniobra sofística es manifiesta.

“En el fondo del caño hay un negrito”, dacia el cuento de José Luis González.  El negrito en este caso se llama dinero, mucho dinero para cada legislador.  Lo demás es pura hipocresía.

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