viernes, 21 de febrero de 2014

El Juez Juan Torruellas Descubre su Trasero


Un discípulo mío... de los años cincuenta del pasado siglo, de raza negra que ostentaba con orgullo y que utilizaba para ponerle banderillas morales a los blancos --- y mucho más a los blancucinos ---, de apellido Zenón, imaginativo e inteligente, decidió dramatizar con el título de un libro suyo la ambigüedad moral de los que entonces rehuían el tema del prejuicio racial.  Ese libro lo tituló “Narciso Descubre su Trasero”.  Fue un logro literario y un éxito social y político. 

Recuerdo hoy al antiguo discípulo en ocasión de las expresiones del juez federal --- del Primer Circuito de Boston --- Juan Torruellas sobre el predicamento de Puerto Rico tras 116 años de imperialismo e irresponsabilidad de los Estados Unidos para con nuestro pueblo.  Es verdad que durante ese largo purgatorio se le han arrancado al imperio varias concesiones, de 1917, 1948 y 1952, todas abrumadoramente respaldadas por el pueblo y la mayor parte del liderato político puertorriqueño.  Pero en términos del derecho natural y del derecho internacional vigente desde 1948, todo eso no constituye sino una burla del compromiso asumido por los Estados Unidos en el Tratado de París que puso fin a la Guerra Hispanoamericana, de “determinar, por el Congreso el status político y los derechos de los puertorriqueños”, de una manera permanente.  Una burla, sostenida por el poder imperial y la debilidad objetiva --- económica y militar --- de nuestro pueblo.  En otras palabras, un abuso del poder imperial.  Busque el lector en la historia de las ideas un tratadista que sostenga que el poder justifica o es base de derecho de dominio.  No lo encontrará porque no existe, que no sea en la práctica imperialista de los Estados Unidos después de más de 67 años de descolonización en el mundo, desde África, Asia, Oceanía y el Caribe.

Conocí al juez Torruellas en 1969, cuando compré un apartamento suyo en el condominio Kings Court del Condado.  He seguido su trayectoria profesional, y se trata de un hombre liberal, íntegro, profesionalmente competente y ético.  En estos días, en un seminario de juristas en la Universidad de Harvard, junto a otros distinguidos puertorriqueños, ha afirmado que es intolerable el imperialismo político y la explotación económica de parte de los Estados Unidos en Puerto Rico.  Le aplaudo con pandereta de Pentecostal por esas valientes y sinceras declaraciones.

Para corregir el abuso imperial él propone un boycot de las tiendas y plazas comerciales norteamericanas en Puerto Rico, porque si eso es lo que le interesa de Puerto Rico a los Estados Unidos, por ahí es por donde hay que atacar, porque por ahí es que son vulnerables.  A ver si entonces miran hacia acá y asumen su responsabilidad.

Detrás de esa declaración dramática, ¿que tesis política late dialécticamente?  ¿No está el juez descubriendo su trasero estadista, como respuesta a ese boycot?  ¡Soy todo oídos!

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