La
Asamblea de Reglamento del PNP este fin de semana transmitió al País un mensaje
de desolación. De las dificultades
económicas y fiscales que enfrenta el gobierno, con sinceridad y buena voluntad
--- aunque con graves defectos de comunicación al pueblo sobre su verdadera
realidad, heredada de azules y rojos --- a la amenaza de un regreso de los
depredadores y mafiosos del PNP al poder gubernamental, no puede concebirse un
cuadro más amenazante de la salud moral y mental del País.
Los que
ayer malbarataron 7 mil millones de fondos ARRA federales en contratos turbios
a amigotes y activistas, bufetes chupópteros de contratos para hacer nada, que
iniciaron la quiebra administrativa despidiendo 30 mil empleados públicos,
pisotearon el derecho del pueblo a protestar y violaron sus más elementales prerrogativas
de protesta y queja --- mientras le pasaba la Policía por encima como tractores
--- se reunieron ayer para organizar su pretensión de regreso al poder. Los 40 ladrones de Pedro Rosselló
intentan regresar con Rossellito, Rivera Schatz y Pedro Pierluisi, socios todos
en el desgarre del País bajo el flautista de Hamelín Luis Fortuño.
Y el
pueblo que contempla esa osadía, ¿qué piensa? Ese pueblo reeligió a Carlos Romero en 1980 después de
Maravilla y demás crímenes cometidos.
Reeligió a Rosselló en medio de sus fechorías de destrucción de
instituciones y robos masivos, y por poco casi reeligió a Luis Fortuño después de
su perversa obra de pillaje.
No
tengo mucha fe en que el pueblo recuerde y diferencie. Porque su historia del último medio
siglo ha sido una de recurrente torpeza.
Quizás lo más racional sería alejarse de las urnas.
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