La
admisión expresada por el Gobernador en el sentido de que el crédito de Puerto
Rico en el mercado de bonos puede culminar pronto en una degradación --- costo
del dinero a intereses impagables por Puerto Rico --- de nuestras notas de
pago. Eso ocurre tras los
denodados esfuerzos del gobierno para allegarse fondos suficientes para reducir
la cantidad que tendría que procurarse a crédito para cumplir con la exigencia
constitucional de un presupuesto balanceado.
¿Por
qué ahora esa confesión del Gobernador sobre el estado precario --- crítico ---
de las finanzas públicas? La decisión
de no presentar ese cuadro tétrico de cómo recibió el País de las manos de Luis
Fortuño obedeció al estilo personal del Gobernador como persona y como político
de no ir al pasado a culpar los verdaderos responsables del desastre
heredado. Yo lo hubiese hecho de
otra manera, explicándole al País las causas y las consecuencias de los
patrones de irresponsabilidad que heredó, desde Rosselló hasta Fortuño.
Como
agua pasada no mueve molinos, el problema del Gobernador y de todos nosotros es
¿qué vamos a hacer? ¿Participaremos
en la cruzada de solidaridad que el País --- no sólo el Gobernador --- necesita
para alzarse otra vez por los cordones de los zapatos hasta la altura exigida
por la crisis? Ya nos vamos dando
cuenta del patriotismo de agua dulce exhibido por los intereses económicos y
los grupos sociales ligados al gobierno --- los jueces y los maestros, por
ejemplo ---, que una vez más quieren utilizar la justicia jurídica contra la
justicia social, que está basada en la solidez fiscal del gobierno.
A
principio de las guerras napoleónicas del siglo 19, en la noche que precedía a
una importante batalla naval, el Almirante inglés, Lord Nelson, le dijo a sus
marinos, en una llamada a su honor y patriotismo, unas palabras que han
resonado en la historia desde entonces:
“Su majestad la Reina espera que cada uno cumplamos con nuestro deber”. Le iba la vida a la patria.
¿Hay
algo que aprender de esas palabras?
Los hombres de Nelson respondieron. ¿Responderemos de forma igual los puertorriqueños --- todos
--- en esta hora tan peligrosa?
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