El
Gobernador Alejandro García Padilla le ha hecho un planteamiento patriótico y
moral al Tribunal Supremo de Puerto Rico:
sálganse de la adolescencia de las gratificaciones instantáneas y actúen
a la altura de lo que el País necesita --- solidaridad desinteresada para
sostener los servicios que todo el pueblo necesita y espera de su gobierno, de
sus tres Ramas institucionales.
La
respuesta del Tribunal Supremo ha sido tan clara como deprimente: “con nosotros no cuente para sostener
la viabilidad económica del gobierno frente a sus múltiples obligaciones,
principalmente para con los más económicamente menesterosos”. Lo que hace falta, en términos de
recursos fiscales, parece decir el Supremo, que lo pague otro. Porque nosotros, parecen decir, no
podemos vivir con unos cientos de dólares menos, y entre la equidad y nuestros
privilegios de casta protegida, nuestros lucros, nuestras vacaciones, nuestros
cruceros, nuestro confort en medio de la penuria democráticamente repartida por
toda la sociedad, nuestros privilegios van primero. Y a esa estrafalaria tesis moral llaman, “independencia
judicial”.
Para
estos leguleyos de alto plumero, la independencia judicial reside en los dólares
más o menos, que se llevarían a sus casas, hasta la muerte, con su retiro. No perciben ni por un momento que la
independencia judicial reside en el carácter y la integridad judicial al
momento de administrar la justicia.
Normalmente,
en la cátedra universitaria utilizamos las iluminadas opiniones de los grandes
magistrados, desde John Marshall hasta Thurgood Marshall --- de los 1790 hasta
los 1970 --- para ilustrar la grandeza de alma frente a la injusticia y la
maldad institucionalizadas. Trate
usted, amigo lector, de concebir, retroactivamente, como opinarían aquellos
gigantes del intelecto y la ética ante crisis como las que vivimos hoy en
Puerto Rico, cuando los jueces de nuestro máximo tribunal reducen la justicia a
dólares y centavos… sus dólares y centavos.
El
Gobernador los ha invitado a crecer, y a crecerse. No es para menos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario