lunes, 12 de mayo de 2014

Alejandro o el Timón del Titanic: Mitad Hundido y Mitad Flotando


No es la mejor condición para asumir el mando de un barco en alta mar:  mitad debajo del agua y mitad a flote.  Estoy seguro que el Gobernador no sabía la condición del barco que asumía.  El brillo aparente del Titanic hacía implausible su hundimiento.  Puesto que el Titanic no tenía remedio, no puedo ajorar la analogía con la nave que Alejandro heredó hace año y medio.

La dimensión del desastre que le entregó Luis Fortuño era tal que dudo mucho de que el nuevo gobernador tuviera una idea cabal de su herencia.  Por eso en sus primeras presentaciones al pueblo decidió no resaltar los fracasos y las mentiras de Luis Fortuño, sino invitar al futuro y recobrar el tiempo perdido, por lo que adoptó lo que llamé el “optimismo metodológico”, a ver si encendiendo la esperanza y la buena fe del pueblo se trascendía la quiebra económica y fiscal que heredó de aquel cínico paquete vestido de gobernador que fue Luis Fortuño.

El último mensaje del Gobernador al País y a la Legislatura nos mostró la otra cara de Alejandro, que parece decir “a lo hecho, pecho”.  En otras palabras, asumida su dedicación y honestidad personal, a hacer lo que hay que hacer, no importa las consecuencias partidistas.  Eso sería verdadero liderato político y moral.  No queda otro camino.  La verdad es la mejor política.

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