En los
comienzos de la República Norteamericana, el Presidente y el Vicepresidente se elegían
en votaciones independientes. La anomalía
creó serios problemas de integración política, con elecciones que produjeron
personas y propósitos encontrados al más alto nivel de la Nación.
El
liderato político de entonces captó la absoluta inconveniencia de elegir
separadamente al Presidente y al Vicepresidente, por lo que se instituyó la elección
conjunta, integrada de ambas magistraturas, mediante mayorías respectivas ---
Presidente y Vicepresidente --- en el Colegio Electoral.
En
Puerto Rico tenemos un sistema que propicia el partidismo crudo, con un
Comisionado Residente que corre y es electo por un partido que puede ser
contrario, como al presente, al partido de gobierno, y que conforme a nuestro tribalismo
sabotea al Gobernador y su agenda.
No se trata de un Comisionado o Gobernador específico, se trata de que
se lleva a Washington la guerra política de Puerto Rico en vez de un frente
unido por el País.
Ningún
partido debería objetar la aprobación de una enmienda constitucional para
asegurar que Gobernador y Comisionado Residente trabajen armónicamente en
beneficio de nuestro pueblo, dado el hecho de que se ha hecho frecuente la elección
de personas opuestas en programas y valores --- uno en Fortaleza y el otro en
Washington. Los contratos laterales
para adelantar el programa del Gobernador no resuelven el problema, lo
complican y lo encarecen.
Esta
reforma no cuesta nada, pero vale mucho, con sólo entenderla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario