Las
corporaciones o instrumentalidades públicas, producto de la creatividad de
Rexford Guy Tugwell y Luis Muñoz Marín, antes de los tiempos del cólera, y que
contaron con el patriotismo, la inteligencia y dedicación de insignes patricios
del servicio público --- Antonio Luchetti, Sergio Cuevas y Rafael Urrutia,
entre otros --- están bajo fuego de líderes legislativos que quieren marcar un
territorio para su protagonismo.
Por 28
años estas instrumentalidades funcionaron efectivamente, desde 1942 a 1972,
incluyendo la administración de Don Luis A. Ferré, que no las tocó, y que
nombró para dirigirlas a ejecutivos competentes. Agua, luz, teléfonos, etc, como agencias financieramente autónomas
y autosuficientes, constituyeron un orgullo para el País y para los gobiernos,
antes de sufrir los embates de la politiquería y la corrupción de ambos
partidos mayoritarios. El balance
actual es cenizas. Requieren reconstrucción
radical, despolitización y retoma seria de su función social para toda la ciudadanía: porque decir luz, agua, teléfono,
carreteras, muelles, aeropuertos, etc. es decir servicio público que de otra
manera no se presta.
Si es
verdad --- que no lo es --- que estas instrumentalidades han fracasado y que no
son reformables dentro de su concepto, no quedaría mas alternativa que el lucro
privado, la ganancia a la trágala, sin apelación posible al gobierno que el
pueblo eligió para ofrecer esos servicios y protegerlo de las garras del afrentamiento
económico privado. ¡Vaya a
quejarse al río!
Si el
lector interesa ver la diferencia entre un tumbe multimillonario y un servicio
público, ambos con dinero del pueblo, fíjese en la atrocidad que es el
contubernio de Mi Salud: un
monopolio privado creado por el gobierno para enriquecer seis corporaciones
privadas al servicio del lucro, inmoralmente auspiciadas por el gobierno con el
dinero del pueblo y los fondos federales.
¿Es ese el enfoque que quiere adelantar el senador Bhatia?
Las
instrumentalidades públicas tienen problemas, de eficiencia, de politiquería,
de amiguismo --- pero son todas corregibles con voluntad y honradez. Donde no hay nada que buscar es en el
derechismo ideológico de la privatización.
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