En la mitología
antigua, tanto cristiana como pagana, existen arquetipos representativos de
alternativas polares --- contrapuestas --- sobre la salvación humana en la
comunidad política. El Bautista,
supuesto anunciador de la salvación que Jesús de Nazaret representaría para el
pueblo judío, representó la antípoda de otro arquetipo antiguo, Tiresias, un
personaje portador de malas nuevas para los héroes trágicos del drama griego.
En la depresión
económica y de espíritu que la presente situación social y política exhibe,
esos dos modelos de liderato se imponen a la conciencia pública. Por un lado, el Gobernador enfrenta y
confronta a los abusadores traficantes de bonos, mientras Tiresias dirige el
coro del derrotismo, y le echa en cara al Gobernador su anuncio esperanzador de
que aún bajo las presentes circunstancias la economía sigue produciendo
empleos, nuevos empleos. Entonces
se le ataca de optimismo vacío y sin apoyo en la realidad. Quisieran que el Gobernador se uniera
al lamento lagrimero de los Tiresias de la vida. El Gobernador no es el Bautista, pero no puede ser Tiresias,
anunciando a su pueblo la perdición sin retorno.
Decía
el historiador inglés Collingwood, barajando la gravitación de la tierra con la
altura de los cielos que el hombre prudente tiene que hacer ambas cosas, los
pies en la tierra y la vista en los cielos. Denunciar los abusos de las casas desacreditadoras de Puerto
Rico, en defensa de nuestro pueblo --- pies en la tierra --- y reconocer los
esfuerzos del gobierno y la empresa privada por la creación de nuevos empleos
--- ojos en las alturas --- dista mucho de ser moral o políticamente contradictorio.
Los
Tiresias de la vida deben aguantar las ganas de que el Gobernador y Puerto Rico
fracasen para sentirse más cómodos en sus “análisis profundos”.
No fue tanto el partido popular el que creó la clase media, sino que Muñoz Marín estaba en sintonía con las políticas de Roosevelt. La clase media de los Estados Unidos también se creó para esta época (después de los robber barrons y el seguro social lo creó Roosevelt, no Muñoz Marín) y la clase media de Estados Unidos también está hoy en crisis, aunque claro no al grado que la de Puerto Rico. (La matrícula en una Universidad estatal es de como de $12,000 al año.) A partir de 1980, Estados Unidos adoptó la política del supply side economics y Puerto Rico siguió con el keynesianismo deTobin y Lester Thurow, todo bajo la burbuja del crédito generada inicialmente por las 936 y luego por el savings glut de Asia. Cuando Bush hijo llegó al poder ya el sector financiero de Estados Unidos había capturado el gobierno federal. Dick Cheney está record diciendo que “déficits do not matter.” Cuando Sila y Aníbal lo oyeron, ¿para qué fue eso? Ahí se perdió totalmente la disciplina fiscal. Ganar una elección justificaba todo endeudamiento. El gobierno de Puerto Rico se ha creído su propia propaganda y ha perdido su credibilidad primero con el pueblo de Puerto Rico y ahora con Wall Street.
ResponderEliminarAl gobierno de Puerto Rico no se le pueden dar más poderes. Al contrario, hay que quitárselos y eso se logra con la incorporación. La incorporación implica una redistribución del ingreso hacia la clases medias y bajas, un aumento neto de $un billón en las transferencias federales y un desplazamiento de la fuerza trabajadora del sector público al sector privado. Sólo así se podrán pagar los bonos. Pero Puerto Rico no acaba de despertar del engaño de su clase dirigente, digno de cualquier régimen totalitario.