martes, 15 de julio de 2014

El Sistema Político: Estructura Interna y Demandas Externas


Todo sistema político es analizable en términos de sus instituciones internas --- los poderes públicos establecidos en su constitución, más los organismos administrativos que surgen de esa constitución --- y del ambiente externo que desde la sociedad le hace demandas.  Estas demandas se procesan en la estructura interna del Estado y sus resultados o soluciones se envían a la sociedad, a la circunferencia de la acción ejecutiva, legislativa y judicial, mediante el aparato administrativo que conocemos como gobierno.

Es sistema social externo de donde surgen los agentes y oficiales del pueblo como gobierno representa un sistema de facilidades y resistencias a ser consideraras, procesadas por el sistema jurídico institucional interno, que llamamos estado o gobierno.  Se concreta su actividad en demandas, exigencias, peticiones, que rodean como piel, y a veces como aparato ortopédico las acciones del estado.

Reducido este planteo a la acción del gobernante y el político desde el poder, es obligación moral del ciudadano y de los que lo juzgan entender la estructura de ese ambiente externo al que va dirigida la acción política y las decisiones gubernamentales.  Porque muchas veces esas acciones tienen poco que ver con los deseos, o con las mejores intenciones al momento de la decisión, ya que tienen que contar con y están limitadas por el ambiente --- resistencias y limitaciones --- del sistema político en que se opera, a modo de camisa de fuerza que restringe al organismo político desde el cual se opera. 

Dice el viejo refrán inglés que “if wishes were horses, beggars could ride”.  Si no existiera en una sociedad política abierta, democrática, un sistema de resistencias a los mejores programas e ideales, Lincoln no hubiera necesitado una cruenta Guerra Civil para abolir la esclavitud en Estados Unidos, ni Roosevelt una revolución moral y social para establecer su Nuevo Trato.  Y si no existieran las opíparas casas de corretaje financiero como intermediarios financieros, la vida de Alejandro García Padilla fuera un paraíso donde los buenos propósitos se realizarían automáticamente.  De ahí que todo gobierno debe tener claro --- y todo pueblo democrático entender --- que con buenas intenciones no basta.  A los gobiernos hay que evaluarlos a la luz de su brega interna --- los mejores programas y las mejores intenciones --- y de las resistencias externas que amenazan los mejores propósitos.

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