domingo, 6 de julio de 2014

La Crisis es Moral: La Clase Política ha Traicionado al Bien Común


Pueden hacerse todos los análisis que el intelecto es capaz de diseñar, en apología de los gobiernos que se apropiaron los haberes públicos del País, y pueden producirse cifras realistas o inverosímiles sobre la magnitud del desfalco financiero del Estado Puertorriqueño --- cifras correctas, plausibles o inventadas ---, pero aun así el pueblo puertorriqueño no tiene la menor idea de la traición de que ha sido víctima a manos de los 7 gobernadores --- de 1973 a 2012 --- en que confió para dirigir su destino desde la gobernación.  Tres de esos gobernadores fueron reincidentes --- Hernández Colón, Romero y Rosselló.  Luis Fortuño fue la culminación de esa corrupción, personal y pública.

En torno a esos gobernadores pululó una clase política de valores y actitudes intercambiables.  Se casan entre sí, frecuentan los mismos centros sociales, restaurantes, iglesias y entretenimientos sociales y deportivos.  Se guardan las espaldas entre sí y se contratan mutuamente para engrosar sus caudales.  A eso llamó Wilfredo Pareto, el sociólogo político italiano de principios del siglo pasado “La circulación de las elites”.

Una memoria --- aunque sea corta --- de la peripecia económica y administrativa de la AEE, AAA y del Fondo del Seguro del Estado, no deja resquicio para dudar que esas tres instrumentalidades públicas han sido saqueadas en forma sistemática y corrupta, por sus ejecutivos, sus gerenciales, sus sindicatos, en servicio a las personas y los partidos que se las han repartido.

Hoy, a la altura de 46 años de corrupción personal y mangoneo político, sus gerentes a todos los niveles, y los sindicatos aliados, dan vueltas como cucarachas al impacto de la luz que se dirige a exterminarlas.

Se dice que agua pasada no mueve molinos, pero quizás la peste de su desgraciado cúmulo aleccione para el presente y el futuro.  Porque se trata nada menos de una alianza --- una coincidencia insana --- de los partidos que hasta el 2012 han renegado de sus orígenes, y como clase política se han robado la sustancia del haber público --- moral y económico --- y lanzado al País a una quiebra virtual.

Está por verse si los esfuerzos valientes de Alejandro García Padilla y su pequeño grupo de funcionarios serios pueden evitar el abismo que otros propiciaron con su avaricia económica y su torpeza moral.

Porque la crisis es moral, y tiene autores conocidos, que sabiéndose autores guardan silencio mientras se esconden detrás de sus escoltas y fundaciones.

1 comentario:

  1. Los bonistas podrán demandar todo lo que quieran, pero la realidad es que el gobierno no les va a poder pagar. Si la Autoridad de Energía Eléctrica vale $9,000 millones pero tiene una deuda de $10,000 ahí nada más lo bonistas incurrieron en una pérdida de $1,000 millones.
    Wall Street también tiene culpa porque sabía que esos bonos no se iban a poder pagar. Pero el negocio de las casas de corretajes es vender bonos para cobrar comisiones y así mientras hubiera música, ellas habrían de bailar. Los bonos de Puerto Rico con triple exención contributiva eran bien atractivos en aquellos estados con altas tasas contributivas como California y Nueva York. Ahora las casas de corretaje tienen que hacer algo para preservar su reputación y están demandando al gobierno de Puerto Rico. ¿Pero qué van a hacer los bonistas y las casas de corretaje si una economía en contracción no sólo no puede generar más recaudos, sino que no puede reducir los gastos tampoco?
    Lo que procede es incorporar el territorio de Puerto Rico y eso no lo puede hacer el Partido Popular porque está ideológicamente opuesto a ello y eso no lo quiere hacer el PNP porque no está dispuesto a pagar contribuciones federales.
    La burbuja de las 936 ha estallado y la clase dirigente de Puerto Rico se está empobreciendo. En el proceso está tratando de pasarle el costo de ese empobrecimiento a la clase pobre y trabajadora. Tough luck, porque esa clase trabajadora desempleada y mal paga no tendrá más remedio que emigrar y con ello acelerar el proceso de contracción. En ese contexto los mercados de bonos se le cerrarán aún más al gobierno de Puerto Rico.
    Decía Warren Buffett que cuando la marea bajaba, se sabía quién estaba nadando desnudo. La clase dirigente de Puerto Rico, ahora vemos, está en pelotas.

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