Una
crisis económica, como la que se dio en los Estados Unidos de 1929 a 1940 ---
la Gran Depresión --- que alcanzó ribetes mundiales al coincidir con graves
tendencias totalitarias en Europa --- Fascismo y Comunismo --- parece que nos
azota desde el 2006, sin señales de finalizar mediante un reequilibrio de los
factores que la constituyen: producción, empresarismo, empleo, condición fiscal resultante, entre
otros.
No
podemos, sin embargo, hablar con propiedad de crisis política. Porque no ha habido crisis
constitucional alguna, ni alteración notable en las conductas de los agentes políticos
que conducen los vagones de la
competencia democrática: partidos, grupos de intereses particulares, discusión
y comportamiento, en busca de consensos entre las tres Ramas del Estado: Legislativo, Ejecutivo y Judicial. Las mini-crisis dentro de ellas y
contra ellas no han llevado la sangre al río.
El ámbito
político --- Gobernador y Legislatura --- han confrontado mayormente la crisis económica
de manera seria, valiente y eficaz. Donde existe una verdadera crisis es en la elite política de
los partidos cuyos gobernadores son responsables de la crisis económica: Carlos Romero, Rafael Hernández Colón,
Pedro Rosselló, Sila María Calderón y Luis Fortuño, incluyendo en esa tribu a
los parientes y dolientes de la chupeta pública, que han succionado el tesoro
público abusivamente, mientras destruyeron la base fiscal que sustentaba la
posibilidad misma de ofrecerle al pueblo los servicios que necesita, gracias al
endeudamiento irresponsable y demagógico en que incurrieron sin fuentes de
pago, y que hoy frustra al gobierno y al País en la parálisis económica y
fiscal.
El
Gobernador y la Legislatura han respondido a este reto con valor y
entereza. Pero desmoraliza
sobremanera al pueblo saber que los exgobernadores --- y los jueces que un día
mandaron al Tribunal Supremo --- no acusan en sus conciencias la crisis que
crearon. Lo de ellos es el dinero,
las escoltas para protegerlos del pueblo, los cabildeos que venden la
influencia que el pueblo ingenuamente les concedió.
Que dos
exjueces del Tribunal Supremo, Antonio Andreu García y Federico Hernández
Denton --- exfuncionarios partidistas de Rafael Hernández Colon --- retirados
con pensiones de sueldo completo, heredable por sus esposas, alquilen esa
influencia al mejor postor, el Banco Doral, en un pleito contra el Departamento
de Hacienda, rompe con todos los récords de amoralidad pública en Puerto Rico.
Por eso
digo, la crisis es económica y fiscal, mas no política. Pero sobre todo, la crisis es moral,
de parte de aquellos que el pueblo encumbró y hoy muerden la mano que los
alimentó. Ese establo político y
moral de Rafael Hernández Colón le cuesta al pueblo mucho más que los buitres
bonistas que amenazan con destruirlo.
El interés de muchos (demasiados) es aprovecharse para ganar mucho dinero, sacar provecho personal y hacerse pasar como honorables. Debemos aprender de esas experiencias y erradicar esas prácticas y esto nos aplica a todos independientemente del partido de nuestra preferencia.Exijamos respeto a los que nos representan y exijamos hagan lo que tienen que hacer BIEN. y si no nos cumplen, a sacarlos y escoger a otros. La censura pública es la major arma. Callar es ser cómplices de la pocavergüenza y del pillaje.
ResponderEliminar