martes, 8 de enero de 2013

¿Alejandro el Grande, o el Pequeño?


Raras veces se da, al inicio de una administración de gobierno, la oportunidad para un líder --- si verdaderamente lo es --- de demostrar el metal de que está hecho.  O como decía Don José Ortega y Gasset, para transparentar su espina dorsal.  Tal oportunidad se la han ofrecido los líderes legislativos de Cámara y Senado, con sus gollerías y deslealtades a la promesa del PPD de limpiar la Legislatura, y a la voluntad expresada por ese pueblo de Puerto Rico para realizar esa limpieza.

Vengo observando y participando --- desde adentro y desde afuera --- en las conductas del PPD desde 1940, porque desde los 14 años, nacido y criado en una familia política, creo que puedo opinar sobre quien es quien y quien ha sido quien en este asunto de las promesas y los cumplimientos políticos.  Durante esos 72 años he madurado una experiencia sobre la responsabilidad política del liderato de los partidos, y a la altura del 2013 he combatido la tesis frívola, a que conduce la pereza mental, de que los dos partidos principales del País, PNP y PPD, sean equivalentes, o los mismos, como alegan los adversarios del PPD.  Esa es una tesis falsa, espuria, cómoda para quienes quieren legitimar la corrupción del PNP o validar partiditos sin pueblo, mediante los cuales unas buenas personas quieren abrir brechas para su propio protagonismo. 

A Alejandro le gusta evocar la relación de lealtad de Don Luis Muñoz Marín y la gente.  ¿Puede alguien imaginarse que Don Luis Muñoz Marín tolerara por un día siquiera el chantaje político de estos nuevos solones?

En todo ese trayecto histórico jamás había observado un espectáculo de suicidio moral y político, iniciando su gestión legislativa, como el que ha escenificado la mayoría popular de ambas Cámaras, al servicio patente de la gollería económica que juraron como candidatos erradicar de la Asamblea Legislativa.

Esa conducta representa una bofetada al pueblo, un regreso a la gula por el dinero de Luis Fortuño y doña Luz Eufemia, pero sobre todo una deslealtad a su líder y gobernador Alejandro García Padilla de parte de todos los candidatos populares y una estocada a la esperanza del pueblo por un Poder Legislativo decente.  ¿Dónde están hoy las diferencias de ese liderato popular con Rivera Schatz y Jenniffer González?

Alejandro García Padilla no debe, no puede, tolerar esa gollería.  Le va en ello su prestigio moral y político y su liderato.  Para poner orden en esa gula económica de sus legisladores tiene en sus manos tres recursos infalibles:  la Conferencia Legislativa, la Junta de Gobierno, y una Asamblea Extraordinaria del PPD.  “A ver si el gas pela”, como dice el jíbaro.

En este asunto no puede haber componendas, transacciones, acomodos razonables o irrazonables.  Ese engendro de jaibería que aprobó el caucus popular de la Cámara --- seguir con el saqueo de dinero hasta el mes de julio --- no tolera análisis, ni moral ni legal, es sencillamente el último desgarre de los mamalones.

Una isla en crisis económica y social grave no puede continuar despilfarrando millones en legisladores ineptos --- y aunque no lo fueran.  En el mundo entero, en los países libres y democráticos, no existe un caso igual de tumbe salarial legislativo.  ¿A cuenta de qué?  Por eso precisamente es que el pueblo repudió a los Fortuño, Rivera Schatz y Jenniffer González.

¿Va a permitir Alejandro García Padilla ese saqueo inmoral un día más?

Alejandro el Grande, el original, derrotó a sus enemigos  con las armas, a sangre y fuego, como decía Bismarck.  Este Alejandro los puede derrotar con la razón, con la ética de la promesa cumplida, con la voluntad agradecida del pueblo.  ¡Ahora … no en julio … ahora!  De lo contrario desacreditará desde ahora su liderato y su gestión gubernativa, y abrirá espacio cómodo a otras alternativas que ciertamente carecen de los escrúpulos morales que sabemos que él tiene.

Como decía en mi escrito anterior, algunas elecciones se pierden en las últimas semanas, y otras en las primeras.

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