Raras
veces se da, al inicio de una administración de gobierno, la oportunidad para
un líder --- si verdaderamente lo es --- de demostrar el metal de que está
hecho. O como decía Don José Ortega
y Gasset, para transparentar su espina dorsal. Tal oportunidad se la han ofrecido los líderes legislativos
de Cámara y Senado, con sus gollerías y deslealtades a la promesa del PPD de
limpiar la Legislatura, y a la voluntad expresada por ese pueblo de Puerto Rico
para realizar esa limpieza.
Vengo
observando y participando --- desde adentro y desde afuera --- en las conductas del PPD desde 1940, porque
desde los 14 años, nacido y criado en una familia política, creo que puedo
opinar sobre quien es quien y quien ha sido quien en este asunto de las promesas y los cumplimientos
políticos. Durante esos 72 años he
madurado una experiencia sobre la responsabilidad política del liderato de los
partidos, y a la altura del 2013 he combatido la tesis frívola, a que conduce
la pereza mental, de que los dos partidos principales del País, PNP y PPD, sean
equivalentes, o los mismos, como alegan los adversarios del PPD. Esa es una tesis falsa, espuria, cómoda
para quienes quieren legitimar la corrupción del PNP o validar partiditos sin
pueblo, mediante los cuales unas buenas personas quieren abrir brechas para su
propio protagonismo.
A
Alejandro le gusta evocar la relación de lealtad de Don Luis Muñoz Marín y la
gente. ¿Puede alguien imaginarse
que Don Luis Muñoz Marín tolerara por un día siquiera el chantaje político de
estos nuevos solones?
En todo
ese trayecto histórico jamás había observado un espectáculo de suicidio moral y
político, iniciando su gestión legislativa, como el que ha escenificado la mayoría
popular de ambas Cámaras, al servicio patente de la gollería económica que
juraron como candidatos erradicar de la Asamblea Legislativa.
Esa
conducta representa una bofetada al pueblo, un regreso a la gula por el dinero
de Luis Fortuño y doña Luz Eufemia, pero sobre todo una deslealtad a su líder y
gobernador Alejandro García Padilla de parte de todos los candidatos populares
y una estocada a la esperanza del pueblo por un Poder Legislativo decente. ¿Dónde están hoy las diferencias de ese
liderato popular con Rivera Schatz y Jenniffer González?
Alejandro
García Padilla no debe, no puede, tolerar esa gollería. Le va en ello su prestigio moral y político
y su liderato. Para poner orden en
esa gula económica de sus legisladores tiene en sus manos tres recursos
infalibles: la Conferencia Legislativa,
la Junta de Gobierno, y una Asamblea Extraordinaria del PPD. “A ver si el gas pela”, como dice el jíbaro.
En este
asunto no puede haber componendas, transacciones, acomodos razonables o
irrazonables. Ese engendro de jaibería
que aprobó el caucus popular de la Cámara --- seguir con el saqueo de dinero
hasta el mes de julio --- no tolera análisis, ni moral ni legal, es
sencillamente el último desgarre de los mamalones.
Una
isla en crisis económica y social grave no puede continuar despilfarrando
millones en legisladores ineptos --- y aunque no lo fueran. En el mundo entero, en los países
libres y democráticos, no existe un caso igual de tumbe salarial
legislativo. ¿A cuenta de
qué? Por eso precisamente es que
el pueblo repudió a los Fortuño, Rivera Schatz y Jenniffer González.
¿Va a
permitir Alejandro García Padilla ese saqueo inmoral un día más?
Alejandro
el Grande, el original, derrotó a sus enemigos con las armas, a sangre y fuego, como decía Bismarck. Este Alejandro los puede derrotar con
la razón, con la ética de la promesa cumplida, con la voluntad agradecida del
pueblo. ¡Ahora … no en julio …
ahora! De lo contrario
desacreditará desde ahora su liderato y su gestión gubernativa, y abrirá
espacio cómodo a otras alternativas que ciertamente carecen de los escrúpulos
morales que sabemos que él tiene.
Como
decía en mi escrito anterior, algunas elecciones se pierden en las últimas
semanas, y otras en las primeras.
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