La
experiencia desmoralizante habida con las actuaciones estrafalarias y
politiqueras del saliente Secretario Guillermo Somoza en Justicia ha puesto al
pueblo alerta y observador a evaluar temprano las actitudes y actuaciones de Luis Sánchez Betances en
esa Secretaría.
Los
primeros indicios son alentadores, reflejan profesionalismo y responsabilidad,
especialmente con relación a delitos y crímenes cometidos por los aparentemente
impunes funcionarios salientes del PNP.
Sobre eso me lamentaba anoche de que parece que cunde en el nuevo
gobierno una actitud de amnistía para con los depredadores del tesoro público y
para con los delincuentes en asuntos específicamente políticos, como si
quisieran desde ahora congraciarse con todo el mundo con miras al 2016. Lo cual demostraría que en este sistema
el pueblo gana en las urnas y siempre pierde en la ejecutoria pública.
Luis Sánchez
Betances ha marcado una diferencia, al anunciar que investiga los delitos y crímenes
cometidos en el Departamento de la Familia, que ya le constan a todo el País, y
especialmente en las primarias de Guaynabo, donde Héctor O’Neill ha pisoteado
la democracia, el voto limpio y la elección honesta.
El
alcalde O’Neill, que se siente todopoderoso o como cacique intocable, ha estado
por todos los medios cacareando su prepotencia: ¡El pueblo lo reeligió y no hay nada más que buscar!. ¡Ya veremos!, parece decir el
Secretario de Justicia.
El
producto de la corrupción electoral del alcalde --- el representante Antonio
Soto --- anda disfrutando en la Cámara el fruto de ese robo electoral, cuando
el Presidente de la Cámara, señor Perelló, debió detener su juramento a ese
escaño hasta que el Departamento de Justicia no certifique qué pasó en Guaynabo
con las transferencias ilegales y los empleados de O’Neill como autores del
fraude.
Lo
mismo debe ocurrir con las empleadas asesoras de Jenniffer González, que
exhibieron sus tirrias raciales contra Rafael Cox Alomar y Barak Obama,
ofendiendo y denigrando la honorabilidad de la Cámara como cuerpo.
¿Qué pasa? ¿No hay babilla?
¿No hay calzones para aguantar la correa ética?
Héctor
O’Neill ha desfilado por todos los medios absolviéndose a sí mismo del fraude
que la Comisión Estatal de Elecciones le imputó, con evidencia de sobra.
El
Departamento de Justicia --- que ha dado prometedoras señales de vida y de
profesionalismo --- tiene la palabra.
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