martes, 1 de enero de 2013

Los Dos Principios Cardinales del Equipo de Alejandro

Cuando Luis Fortuño quiso presentarse ante el País como el salvador de la crisis económica patente desde el 2006, Aníbal Acevedo Vilá, víctima de la patanería política de José Aponte en la Cámara, pero honesto frente a la realidad que enfrentaba el País, insistió en preguntarle, en los debates de los candidatos a la gobernación, por la calidad, competencia y profesionalismo de su prospectivo “equipo de gobierno”.  Sin respuesta, porque no había respuesta posible, porque Fortuño tenía la mente en blanco, y no tenía la más mínima idea de con quien gobernar.

Tras tomar posesión del cargo empezó a improvisar funcionarios para el más alto nivel, desde Fortaleza hasta las últimas de las docenas de agencias sobre las cuales no tenía la más mínima idea.  ¿Resultado?  Tres Secretarios de Salud, cuatro Secretarios de Educación, tres Superintendentes de la Policía, dos Directores Ejecutivos de los Puertos,  dos Secretarios de Justicia y dos Presidentes de la Universidad.  Algunos salieron por corrupción manifiesta, pilletes de agua y luz, y abusadores de los privilegios de sus cargos, a tarjetazo limpio, mientras se llenaban la boca de moralidad farisea, como su jefe Luis Fortuño.

Los dos vicios que definieron la administración de Fortuño sirven de punto de partida para definir --- por todo lo contrario, como antípodas --- lo que va perfilando el equipo de Alejandro García Padilla.  Porque la dedicación y conducta, la motivación de Fortuño y su insaciable pandilla de pilletes y depredadores, servía a dos principios o valores cardinales.  Primero, servirse cada cual del bien público para su gula privada, en el tumbe, el saqueo, directo o por contratos en una estrategia implacable dirigida desde Fortaleza por Marcos Rodríguez Pujada, el hombre --- o lo que sea --- que más daño le ha hecho a este País desde los días de Pedro Rosselló, y que nunca el pueblo ha elegido para nada.

Segundo, la transferencia implacable también de los dineros públicos del pueblo, de los servicios, a los buscones, a los raqueteros, a los contratistas, mediante corporaciones fatulas cuya única plausibilidad económica era ser amigos de Fortuño, de Marcos Rodríguez, de Guillemard, de Vallori y de las agencias de publicidad que tanto le robaron al País.  Es decir, distribuir la riqueza de abajo hacia arriba, como en el primer caso se trató de servirse en vez de servir.

Lo que ya va haciendo Alejandro García Padilla es sencillamente invertir, virar al revés las prioridades y valores hipócritas y mandases de Luis Fortuño:  los funcionarios públicos a servir y no servirse, los dineros públicos hacia el público, el pueblo, la gente… no la mafia depredadora.

Se trata de una verdadera revolución moral y gerencial, comparable a la que realizó en Puerto Rico de 1941 a 1948 Don Luis Muñoz Marin y su extraordinaria generación de patriotas.

1 comentario:

  1. The current agreement to avert the fiscal cliff may have added $4 trillion to the national debt over the next ten years, but GDP will increase by $200 trillion over the same ten years, so that is 2% increase in the debt, nothing to die of a heart attack for.

    http://research.stlouisfed.org/fred2/graph/?id=NGDPPOT

    The important thing is to create those $200 trillion through employment and not
    create a crisis two months from now through a voluntary refusal of the Congress
    to pay for what the Congress itself already voted to spend.

    It is not going to happen. The Tea Party is not going to get away with this. Obama
    may not be an economist, but he is a politician. And so far he has beaten the
    Tea Party twice. Even Chris Christie is bad mouthing the Republicans.

    http://www.youtube.com/watch?v=UJrCHGQq6vY

    There are other tricks in the bag of the President he can still use.

    Do not bet on any default.

    Obama's biggest fear in losing the elections was that the Republicans were going to get the
    credit for the prosperity that is coming. Puerto Rico has to converge to that prosperity. It cannot converge into the nothingness of a slum, the product of Pierluisi becoming a cheap copy of Fortuño.

    There is no excuse.

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