Apenas
24 horas transcurridas desde que Alejandro García Padilla le aseguró al País
una nueva dispensación de competencia y honestidad en la administración que
desde el miércoles preside, se enfrenta a su primer reto como líder: la rebelión de los jaibas que ---
tomando una página del libro siniestro de la mentira que representó Luis Fortuño
y el PNP --- ahora se descaran como otros tantos PNP’s a caza del dinero como primera
prioridad en su gestión legislativa.
A
Eduardo Bhatia sólo le duró 24 horas el barniz de seriedad por el que el pueblo
le votó y lo elevó a la presidencia del Senado. “Desilusión cruel”, decía el antiguo bolero. Detrás de Bhatia se esconden muchos de
los que juraron y perjuraron por una radical reforma legislativa que pusiera
fin a los tunantes, a la depredación del dinero público a cambio de una gestión
menos que mediocre de parte de los impreparados y golosos de irrazonables
sueldos, dietas, autos, y demás consideraciones que se asignan a sí
mismos. Ahora sabemos que debajo
del barniz rojo-liberal está vivo el escarnio azul-PNP.
El gran
tesoro del político en la democracia es su palabra. Degradada esa palabra al comienzo mismo de su administración,
Alejandro sería lanzado por la ruta bochornosa que asumió Luis Fortuño y los críticos
del PPD --- amigos y adversarios --- verían confirmada su teoría de la
equivalencia moral de ambos partidos y ambos lideratos.
Es demasiado
mucho lo que le va a Alejandro y al PPD en esta jugarreta de Eduardo Bhatia y
compañeros de viaje. El reto no
puede ser mayor porque la primera imagen de claudicación política y moral del
gobernador no tiene reversa en la percepción del pueblo, por lo dramática y
elocuente que resulta esta rebelión de los jaibas.
Tal
parece que para Bhatia y los amotinados era muy fácil atacar al PNP por lo que
ahora defienden, pensando en privado de la misma manera. Pero el zapato está ahora en el otro
pie, y aprieta.
Si el
gobernador tolera este cuartelazo, incurrirá en su segunda claudicación en
menos de tres días, claudicación que bordea la mentira. La primera fue la de venderle la dirección
de PRAFA a un impreparado hijo de Rafael Hernández Colón para resolverle al
padre un problema de nómina familiar.
Al mismo Rafael Hernández Colón que saquea el tesoro público con unas
escoltas inmorales y que defendió públicamente toda la legislación corrupta de
Luis Fortuño. ¿Qué se pierde
entonces con el enojo de Rafael Hernández Colón? Nada. Mientras
tanto, le resta liderato a Alejandro, para sus propios fines de dólares y
centavos.
Es como
para gritarle a Alejandro:
¡DESPIERTA BORICUA, DEFIENDE LO TUYO!
Estimado profesor,
ResponderEliminarLeí con dolor su ensayo del viernes 4 de enero. Muchas personas en las que yo confío, incluyendo miembros de mi familia, me habían hablado muy bien de Eduardo Bahtia. Verdaderamente fué una "desilusión cruel" el tener que aceptar la realidad de sus señalamientos. Confieso que leí opiniones en El Nuevo Día que hacían eco de sus comentarios en este espacio, incrementando así la pena de que se confirmara la teoría de equivalencia INmoral.
Leo hoy en el mismo periódico que el señor Bhatia y otros senadores rojo-liberales han renunciado a dietas y estipendios que legisladores han recibido en el pasado.
Profesor, en la medida que sus comentarios han contribuido a que el dolor del zapato en el otro pie tenga poder de convencer a estos senadores en comportarse con mayor grado de integridad, en esa medida le agradezco como usted demuestra que la pluma tiene más poder que las armas.
Se que por sus frutos los conocerán, pero le pregunto a usted, ¿cómo interpreta usted esta acción del señor Bhatia y los senadores?
Arsenio, me pregunto, cuando se van a recuperar los 500 millones que Fortuno regalo a sus amigos en contratos fatulos? Cuando se va a conectar Hacienda directo con el cobro del IBU, para que el comerciante no se quede con el dinero? son mas de 200 millones!!!
ResponderEliminarYo propongo que todo contrato con el gobierno debe publicarse en Internet, para que el pueblo fiscalise el uso de los fondos publicos. Tenemos que acabar el abuso de los amigos del gobierno que obtienen contratos millonarios que no benefician en nada al pueblo.
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