miércoles, 13 de febrero de 2013

Eduardo Bhatia: Parámetros, Paradigmas y Pendejases


Existió en los debatientes teológicos de la Edad Media un recurso infalible para enredar las cosas y no tener que responder literal y directamente al adversario.  Consistía en la petición, con toda aparente seriedad, a que el contrincante definiera los términos del debate.  Así, en lo que el hacha iba y venía, se usaba el tiempo para enredar el asunto bajo discusión.

Algo muy parecido a eso ha utilizado el senador Eduardo Bhatia para evadir el compromiso moral y político que contrajo con el electorado como promesa contractual de ser electo senador el pasado 6 de noviembre.  Ahora, con toda solemnidad, declara que antes de cumplir con su palabra --- habla, pueblo, habla --- tiene que explorar y agotar todos los posibles parámetros, paradigmas y pendejases que puedan surgir para sabotear aquella promesa sencilla:  eliminar las dietas, los autos o estipendios de autos, reducción del 30 por ciento del escandaloso presupuesto legislativo, y la vuelta al legislador a tiempo parcial, de ciudadanos que sirven al País como parte de su tiempo y ejercicio profesional.

Para ganar votos no se necesitaban parámetros recónditos ni paradigmas esotéricos, y menos pendejases hipócritas y deshonestas, cuando el País sabe que de lo que se trata es que, en la búsqueda de votos para la presidencia del Senado, se les prometió a los senadores que la promesa política y moral del PPD a su pueblo “no estaba escrita en piedra”.  De allá hasta hoy las explicaciones y los disparates se han multiplicado, y la imagen de capacidad y rectitud de Bhatia han tocado fondo.

A lo último que ha apelado el senador es que tiene que esperar por Perelló y la Cámara, cuando sabe que allí opera un saboteo del compromiso del PPD con el pueblo mucho más crudo y marrullero, a cargo en parte de líderes que hasta ayer retaban a la dirigencia del Partido con posiciones radicales y heterodoxas, pero que sorpresivamente aceptaron hoy allí posiciones indistinguibles del PNP.  ¡Dios los cría…!

La súbita búsqueda de “parámetros, paradigmas”,  y otras pendejases, para encubrir la voracidad por el dinero --- a lo Fortuño y su ganga de saqueadores --- mal encubre una realidad muy triste:  el PPD carece de dirección, de autoridad y de definición ética y política, a los tres meses de su victoria electoral.

Si a la crisis económica objetiva --- finanzas, producción y empleos --- y el desbarajuste administrativo heredado, se suma la incapacidad gubernativa, el balance es cenizas.  Eso como comienzo.  ¿Cómo será el fin? 

2 comentarios:

  1. Estimado Profesor,

    Gracias por tomar siempre de su tiempo para ilustrarnos sobre los acontecimientos que diariamente nos impactan.

    Yo voté por el PPD y no soy de ese partido. Tenía una gran ESPERANZA de que el nuevo liderato del gobierno cambiaría el camino nefasto que la pasada administración nos tenía. Ahora, a menos de 2 meses de haber jurado la nueva administración, esa ESPERANZA se ha desvanecido. Los rostros de ilusión, confianza, fe y alegría que veía en mucha gente después de las elecciones se han desaparecido. Regresamos al desánimo, desconfianza, y pesimismo. Más que nadie, Bhatia ha contribuido MUCHO ha todo esto. Bhatia tenía el RESPETO de un pueblo. Ya NO. Él pidió que le hablara y YO le hablé, pero él ha decidido no ESCUCHAR.

    Todos nuestros políticos son iguales, EMBUSTEROS. ¿Porque todos, porque ninguno ha levantado su voz con firmeza y convicción para defender NUESTROS intereses.

    ¡Que pena le tengo a Puerto Rico!

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  2. Estimado Ricky,

    Gracias por contribuir a la discusión que sirve para mantener al pueblo atento y participe en el proceso político.

    Espero que no te moleste que te trate de tu. Lo hago con todo respeto.

    Estoy de acuerdo en que el señor Bhatia ha defraudado a muchos, quizás a todos los que lo apoyaron. Pero te pido que no emitas un juicio universal a razón de las acciones de un grupo.

    A mi parecer hay dos riesgos.

    El primero es de juzgar a justos por pecadores. No nos gusta cuando sufrimos el prejuicio a resultado de las acciones de otros. El ideal de la integridad nos exige que midamos usando la misma vara.

    El segundo riesgo me parece mas sutil, pero más corrosivo. Se esta creando la expectativa, la norma, de que no se espera que los políticos sean honestos.

    ¿Si no estamos dispuestos a alentar y apoyar a los políticos que defienden los intereses del pueblo, que incentivo van a las personas honestas de servir en puestos políticos?

    Es cierto que “unos listos explotan la buena fe de las masas”, como dijo el profesor, y terminan destruyendo la fe no tan solo en los integrantes sino también la fe en el concepto. Por razón de Bhatia, Roselló, Fortuño, o Hernandez Colón, no debemos perder la fe en la democracia.

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