La
doctora Ana Rius es --- por reconocimiento universal --- una excelente persona
y profesional de la salud. Su
sentido común, saber médico e integridad, salieron a relucir durante la
presente crisis del Hospital de Carolina.
De ahí que el Gobernador la haya designado Secretaria, por sus méritos y
para lavarse la cara sobre su nombramiento anterior, que no reunía las
condiciones ejecutivas y éticas para dirigir el Departamento. Porque lo que advertimos a tiempo se manifestó
a destiempo, ante la primera crisis que enfrentó. Tenía demasiado muchos padrinos y clientes para responderle
al País con presteza y voluntad.
Ahora
bien: el nombramiento de esta gran
persona y distinguida profesional en Salud no cambia nada de lo que es la gran
mentira de esta administración sobre la salud pública: su financiamiento, su
administración, su servicio directo al pueblo que la paga. Y me temo que la doctora Rius, de la
mejor buena fe, ha caído en la trampa mendaz de este gobierno sobre esos
asuntos cardinales: la doctora recita el mantra oficial de un servicio de salud
universal --- que es un embuste ---, refiriéndose al acceso y no menciona el
pagador --- que se le entrega a dos aseguradoras, en forma de monopolio, en
salud física y mental, con el record más funesto de sobornos políticos y de pésimos
servicios.
Por lo
visto la doctora no tocará eso, sino que atenderá en Salud las sobras que han
dejado los clientes políticos del gobierno. De esa manera y por esas razones, la doctora le resolverá un
problema político al gobernador, pero no le resolverá ningún problema
fundamental al pueblo, porque los recursos y los poderes para eso están en otro
sitio. En este sentido, el doctor
Eduardo Ibarra en representación de
los médicos del País y por su propia formación ética y profesional ha hablado
claro, clarísimo. Pues si no hay
un pagador único que sea el propio gobierno, el servicio universal de salud es
una frase hueca, un engaño.
Buena
suerte le deseamos a la doctora, pero tiene ante sí una misión imposible,
porque el gobierno que la ha nombrado tiene comprometidos de antemano los
dineros del pueblo y las promesas que le hizo al País, con el negocio privado,
para el lucro, de las aseguradoras.
La doctora sabe eso, y dice el pueblo que en guerra avisada no muere
gente. Yo digo, por el contrario,
que muere a sabiendas y a gusto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario