lunes, 30 de septiembre de 2013

De Troya a U.S.A: La Marcha a la Locura


Hace tiempo que vengo importunando a mis amigos más avisados y curiosos sobre un libro publicado en 1984 por la insigne historiadora norteamericana Bárbara Tuckman, sobre cómo personas y naciones caminan como ciegos a su perdición, marchando irracionalmente contra sus mejores intereses.

El desfile de estupideces históricas es interminable, pero la historiadora se conforma con destacar sólo cuatro dramáticas instancias, a la que el presente añade una:  la de los Estados Unidos en la hora aciaga que viven sus instituciones constitucionales y políticas:  el tranque Congreso – Obama que culmina, de una manera o de otra, esta noche.

Las cuatro ilustraciones de su análisis de la locura, en los lideratos y los pueblos, son las siguientes:
  1. La complacencia del Rey Príamo ante las fuerzas helénicas que finalmente lo derrotaron mediante la estratagema de regalarle un caballo de madera --- el famoso desde entonces Caballo de Troya --- lleno de soldados que asaltaron y tomaron la ciudad;
  2. La corrupción total de los Papas renacentistas, desde Sixto IV hasta Clemente VII, que provocaron la Reforma Protestante;
  3. La complacencia británica para con la Revolución Americana, dirigida por una serie de reyes mequetrefes, más pendientes de sus amantes y saqueos del Reino que de los problemas reales en América; y
  4. La locura de Vietnam, que se llevó de frente a dos presidentes, Nixon y Johnson, ciegos para la realidad, porque la locura no ve.
La quinta locura la estamos viviendo esta noche y por dos semanas más.  La derecha irracional del Partido Republicano Nacional ha querido rendir a sus pies a un electorado, a un Presidente, y aún a la Corte Suprema de los Estados Unidos, que avalaron la reforma de salud del Presidente Obama, que el Congreso mismo aprobó.  Como salteadores de caminos, exigen la capitulación del Presidente o su vida pública.  Valiéndose de una página del libro de Harry Truman, o del libro de John F. Kennedy “Profiles of Courage”, el Presidente Obama ha enfrentado el asalto con carácter e inteligencia.  No se puede negociar con locos, de la variedad que tan bien caracterizó Barbara Tuckman.  ¡No en balde dice el pueblo que “a quienes los dioses quieren perder, primero lo ciegan"!

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