lunes, 9 de septiembre de 2013

Siria: La Fuerza al Servicio del Derecho


Cuando en 1962 el presidente John F. Kennedy confrontó con el poder naval y aéreo norteamericanos la aventura de Nikita Kruschev y Fidel Castro para instalar misiles atómicos en Cuba a noventa millas de los Estados Unidos, hasta que Nikita vio malas y no buenas y desistió del proyecto, los antiamericanos profesionales del patio condenaron el uso del poder norteamericano, como lo hacen hoy en el enfrentamiento entre Assad, el verdugo de Damasco, y el Presidente Obama.

Nunca antes desde entonces había yo percibido el desbordamiento de la hostilidad emocional contra los Estados Unidos en este confrontamiento entre el genocidio y el derecho basado en la humanidad de las víctimas del carnicero de Damasco.  Eso ha llegado al extremo de proclamar a Vladimir Putin como el custodio de los derechos humanos, frente al malo de Barack Obama, a quien supuestamente sólo le interesa el petróleo del Mediano Oriente.  Putin, que abastece de misiles a Assad y a quien sólo le interesa desbancar el liderato de los Estados Unidos.  Putin, el matón profesional de la KGB del stalinismo, que hace desaparecer a los periodistas que le desenmascaran y a los políticos que lo confrontan, en esa “democracia zarista” que preside.  ¿Habráse visto?

La iniciativa y la promesa de Barack Obama de destartalar la infraestructura material y estratégica del verdugo de Damasco, sea que el Congreso la apruebe o no, ya va produciendo efectos potencialmente positivos.  El verdugo, a propuesta de los rusos, dice que está dispuesto a entregar las armas químicas --- las mismas que hasta ahora negó que tuviera --- a las Naciones Unidas, a cambio de evitar la pulverización de su aparato militar, aéreo y terrestre.  Obviamente, una trampa se esconde detrás de esa expresión de debilidad y terror a sufrir el mismo destino de Moammar Kadafi de Lybia.

Ese parpadeo de Assad fortalece la mano de Obama y Kerry, su Secretario de Estado.  De cumplirse la promesa de entregar todo lo que hasta hoy había negado, fortalece la perspectiva de un orden internacional que marca límites al genocidio de un pueblo a manos de sus dueños tiránicos.

Assad pestañeó, porque no es lo mismo llamar al diablo que verlo venir.  Victoria para Obama y los Estados Unidos, sea que Rusia y Siria cumplan su palabra, que si no la cumplen.  Porque entonces la fuerza al servicio del derecho dirá la última palabra.

1 comentario:

  1. Obama sin disparar una sola bala ha logrado que mundialmente se discuta las armas quimicas y el genocidio.Creo que se ha detenido la matanza de vidas que a lo mejor , el dato no lo sabremos, que si Obama no hubiera denunciado a lo mejor hubiera seguido. Mi opinion es que se debe presionar a buscar los responsables y llevarlos a un Tribunal Internacional por crimenes contra la humanidad.

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