El
cantor lo dejó dicho en forma elocuente y profunda --- porque el arte es más
sabio que la historia : “pobrecito
el carcelero, que cree que el preso soy yo”.
Oscar
López está preso físicamente, pero moralmente libre, con una libertad que le da
y sobra para aleccionar a Obama y a Holder, el Secretario de Justicia federal.
Es
irónico que dos negros prominentes, que demasiado bien saben el historial de
opresión que su raza sufrió desde el siglo 17 hasta los otros días, no vean ni
sientan la podredumbre moral que representa el que Presidente y Secretario ni
se inmuten ante el terror infligido por el sistema que dirigen contra un
patriota cuyo supuesto crimen es ideológico: la intención conspiratorial de derrocar al gobierno de los
Estados Unidos por la fuerza.
¿Habrá ridículo mayor en el siglo 21 que el que estos representantes de
una raza oprimida funjan de carceleros contra un patriota por más de 32 años, mientras
ganan titulares y glorias con escapularios ajenos, como los de Nelson Mandela y
toda la generación que con él sufrió la prisión y el apartheid de África del
Sur?
¿Quién
es el preso aquí? ¿El hombre libre
tras las paredes de una prisión que ya va siendo genocida, o el carcelero que
teniendo el poder y deber de hacer justicia se hace el sueco, como que no sabe
la diferencia entre un crimen ostensible, externo, señalable y demostrable, y
un pensamiento rebelde frente a un dominio imperial sobre su tierra y su gente,
es decir, un “crimen ideológico” que es deber de conciencia cometer a favor de
su patria? ¿Es que Obama no conoce
el pensamiento y la revulsión y revolución de los patriotas de la Revolución
Americana? O más cerca aún, de su
tiempo y de su raza, ¿hubiera él consentido en los encarcelamientos de Martin
Luther King, sobre cuyo patriotismo elabora elocuentes discursos y cosecha
aplausos?
¿Quién
es el preso aquí, y quién es el carcelero, Oscar López o Barack Obama?
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