domingo, 17 de noviembre de 2013

Reaparece el Dirigismo Cultural


Me hago eco de la excelente columna que en el día de hoy publicó la colega analista Mayra Montero, con su habitual tino para captar la esencia de los issues y desenmascarar a los figurones de nuestra vida oficial y cultural.

Mayra llama “barbaridad” al intento perpetrado por el Senado de Puerto Rico para perpetuar una política cultural más política que cultural, al exigir licencias del Estado para legitimar escritores de todo género y demás productores de cultura.  No es nada menos que eso, una barbaridad, y yo le añado estupidez, que disimula precisamente la ausencia de cultura --- la actividad de creador intelectual, literario, artístico de todo género que culmina en el raro producto que confiere calidad de belleza y armonía a materiales de ordinario exentos de interés.  Cuando se da el hecho, la creación cultural, en literatura, artes plásticas, dibujo o música --- entre otras dimensiones de la creación que supera la naturaleza y la trasciende --- se da una comunicación privilegiada entre autores y consumidores del arte, con la cual el gobierno no tiene ni debe tener nada que ver, excepto respaldarla como actividad, nunca incautarse de ella para ganar créditos con escapularios ajenos.

Ya esta barbaridad y estupidez se dio y fue derrotada en 1954-1955 cuando un grupo de supuestos intelectuales que pululaban como alicates del gobernador Muñoz --- todos desaparecidos hoy --- iniciaron una faena, una intriga política contra Jaime Benítez y la nueva generación de entonces jóvenes que estábamos transformando la Universidad de una tradicional institución limitada a las materias tradicionales compartamentalizadas a una dinámica institución que albergó a la inteligencia de primera fila exilada de las dictaduras de España y América Latina, en busca de lo mejor que se había escrito, producido y pensado en toda la configuración intelectual de Occidente.  “Occidentalistas” nos llamaron, mientras intrigaban con Muñoz contra Don Jaime.  “Puertorriqueñistas” se llamaban a sí mismos, con el insularismo y el aislamiento que corresponde a la mediocridad y a la intriga política.

El ataque a la Universidad iba directo a corromper su autonomía académica:  qué se estudia, qué se enseña, por quiénes, en qué gradación de niveles programáticos.  Era tan masiva la intriga que convencieron a Muñoz en 1957 a meter la pata hasta la cintura, y adoptar su imagen de caudillo intolerante.  Don Jaime y el grupo de jóvenes profesores resistimos el ataque, y lo contestamos con ideas.  Muñoz paralizó el ataque, retiró sus tropas de alicates frustrados, y la Universidad prosperó, libre y autónoma, hasta que otras fuerzas cavernarias --- representantes directos del PNP --- destituyeron a Don Jaime en 1971, bajo la gobernación de Don Luis A. Ferré.

Hoy se repite el intento de politización cultural, mediante el licenciamiento por el Estado de quién es o no es escritor, artista, productor de cultura.  ¿Para qué?  Para que viajen o representen a otros escritores o artistas.  Eso es dirigismo cultural, incompatible con la democracia liberal --- con la libertad cultural en la que la cultura es del pueblo, no del gobierno.  Es la comunidad la que reconoce, premia o ignora a los agentes de la cultura.  Lo otro es dirigismo político --- siempre de partidos --- sobre la cultura.  Es mucho más, es una compra de votos. ¡Barbaridad!

1 comentario:

  1. Desde un primer momento intuí como inoportuna e insensata, hasta totalitaria, la medida legislativa mencionada. Gracias a su artículo y al de la escritora Montero abono fundamento conceptual a mi noción. Sigan ambos por favor iluminando a la ciudadanía con su valentía y capacidad de poner "el dedo sobre la llaga" cuando es necesario.

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