El
Nuevo Día publicó el domingo pasado dos entrevistas a los dos presidentes de
los partidos principales, Alejandro García Padilla y Pedro Pierluisi. Ambas entrevistas representaron una
incapacidad metódica para no molestar a los entrevistados, que a la sazón
demostraron su practicada mediocridad e irrelevancia ante los principales
problemas del País: salud, educación,
seguridad y economía, todos graves y todos recíprocamente ligados a la crisis
total.
Al
momento de realizar las entrevistas del domingo, El Nuevo Día tenía en sus
manos los resultados de la encuesta que publicó hoy, y que resulta devastadora
para los dos últimos gobernadores.
En base a esa encuesta, las entrevistas resultaban innecesarias. La calle habló más sincera y
elocuentemente que lo que hablan los políticos aludidos.
La
respuesta del gobierno a los números tétricos de la encuesta sobre su gestión
resultó predecible: anuncios políticos del PPD, a página entera, reclamando
otro mundo del que la encuesta informó:
protagonismo triunfalista y optimismo patológico. Esto es, la realidad no es lo que el
pueblo vive y sufre, sino el cuadro rosado del anuncio político pagado.
Hemos
pasado de la perversidad de Rosselló a la mentira de Fortuño, y de ahí a los
aguajes de muleta de Alejandro.
“Pobre
pueblo” decía Palés Matos en 1936, “donde mi pobre gente se morirá de nada”. La historia en reversa.
Sabiduría, compromiso y pantalones es lo que hace falta y estos políticos no tienen ninguno de esos atributos, que pena.
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