Mientras Roma ardía, Nerón tocaba la
lira. El fuego era una obra suya y
su respuesta igual. Su caso es uno
de irresponsabilidad criminal para con las responsabilidades que asumió con la
corona del Imperio.
Cuando
esta semana la Asamblea Legislativa de Puerto Rico se fue de viaje, de juerga,
para Orlando, Florida, la changuería criminal de Nerón azotó como memoria mis
pobres neuronas desveladas.
Como
este País no tiene problemas económicos, financieros, de servicios básicos, de
salud, educación, criminalidad y desorganización social, nuestra Legislatura se
va a tocar la lira en las llanuras de Orlando. Como no hay nada que hacer --- o no se les ocurre nada que
hacer para conjurar nuestras múltiples crisis, un safari americano es lo que el
doctor recetó para conjurar la esterilidad legislativa. Porque seguramente con el roce y el
besuqueo con sus pares americano les inducirá la sabiduría necesaria para ---
de vuelta --- conjurar los problemas del País.
En
tiempos idos nuestros políticos daban y tomaban el saber de pueblo en contacto
con sus comunidades pauperizadas.
Esa fue la lección, como método político, de Don Luis Muñoz Marín, de
1936 al 1968. Pero eso es historia
antigua, despreciada si no repudiada por esta pilada de solones --- de ambos
partidos, cogiditos de las manos, cantando “ambos a dos”, como diría el poeta
Francisco Manrique Cabrera.
Esta
pilada generacional tiene un entendido muy peculiar de su función: fotografías, partes de prensa, redes de
contratistas y asesores que los hace sentir poderosos, honorables y más que
justificados en su autobombo, auto inflación egocéntrica, en cuyo ambiente el
pueblo resulta una impertinencia, un irritante que les interrumpe el goce de su
grandeza.
Por
eso, a fines de la sesión legislativa, eso de dedicarle tiempo completo a los
problemas tercos del pueblo llega en segundo lugar frente a la fanfarria
floridiana.
Hay que
ver la armonía en que se fueron juntitos para Orlando: una exhibición de unidad perniciosa
asimilista que representa un jalon pro-estadista facilitado por una Legislatura
popular. Porque, ¿ qué interés
tienen que ganar los supuestos estadolibristas con estas debilidades de
carácter? ¿Cuál es qué y quién en
esta sambumbia? ¿Existe alguna
diferencia entre Roberto Prats y
Eduardo Bhatia, por un lado y Kenneth McClintock por el otro?
Si con
eso es que cuenta el pueblo para realizar la agenda de crecimiento político,
mejor es que despierte, no sea que un día amanezca con su barca atada a la otra
orilla.
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