jueves, 27 de febrero de 2014

El Préstamo: ¡Qué Fallo, Líder!


Recojo en mi título de hoy la expresión pueblerina que señala un fracaso evidente ante un reto amenazante.  Me refiero a la decisión del gobierno --- Gobernador  y Legislatura Popular --- de entregar a los malhechores de la especulación financiera de Wall Street el destino de este País.

Se trata de una decisión dirigida a comprar tiempo --- tiempo contra el tiempo --- a ver si algo milagroso ocurre en nuestra economía y en nuestras finanzas públicas que nos rescate de la realidad ominosa de más de 70 mil millones de dólares en deuda, a ser pagada por una economía en depresión galopante, de un fisco igualmente famélico, y de una incapacidad del gobierno y de la empresa privada para provocar un repunte suficiente en términos de inversión, empleo, y reequilibrio fiscal suficientes para pagar la deuda y financiar los servicios públicos.

Seis gobernadores irresponsables, desde Carlos Romero hasta Luis Fortuño, sumieron al País en un estercolero financiero criminal y bochornoso.  Cuatro de ellos --- Romero, Hernández Colón, Rosselló y Fortuño --- gozan hoy, y parece que a perpetuidad, de regalías y privilegios bochornosos, en términos de fundaciones trompito y escoltas que realzan su narcisismo patológico.

Mientras tanto, el País languidece económica y financieramente como producto de sus fechorías cumulativas.  Y Alejandro García Padilla hereda el poste apolillado de todas las corrupciones acumuladas.

Como producto de ese cúmulo corrupto e irresponsable, Alejandro García Padilla tiene ante sí la opción de intentar, desesperadamente, honestamente, pero con una pistola en la nuca, una apuesta más, a ver si milagrosamente más de lo mismo produce un resultado diferente.  Se trata del alcohólico que piensa que con un palo o una caneca más, la última, puede renunciar al vicio.

La situación que vive Puerto Rico exige otras actitudes y otras decisiones:  mantener nuestra pólvora seca.  No jugar más ese juego perdidoso con los dados cargados.  El País, y los corredores corruptos de bonos, de dinero ajeno, necesitan y demandan una acción dramática, altiva, de parte de Puerto Rico.  Hay que cambiar la ecuación Estados Unidos-Puerto Rico, de la irresponsabilidad federal a la decencia de informarse --- el Presidente y el Congreso --- de la condición real de Puerto Rico, producto de 116 años de colonialismo irresponsable, punto menos que criminal.

Los estados actúan como estados, a través de su Congreso y de su Presidente.  Puerto Rico es objeto y no sujeto o protagonista de su vida, bajo la bota irresponsable del Congreso y de un Presidente --- todos --- que no tienen tiempo para atender los problemas de Puerto Rico, excepto a través de la extracción de donaciones de campañas y limosnas federales.

¡Esta bien ya! ¡Díselo, Alejandro!

miércoles, 26 de febrero de 2014

La Privatización de la AEE


Existe, entre los poderes gubernamentales --- el Ejecutivo y algunos sectores del Legislativo --- una confrontación sobre el destino de  la AEE.  El debate, a veces sordo y otras veces a viva voz, obedece a dos factores históricos.  Por un lado el recuerdo de los días gloriosos de la agencia en las manos hábiles y eficientes de sus creadores y administradores, Don Antonio Luchetti y Don Rafael Urrutia, entre otros, antes de caer en las manos de las mediocridades que le sucedieron, cuyos nombres no vale la pena resucitar.  Por el otro lado, y no empece, sin embargo, la decadencia de su prestigio, una cosa permaneció clara:  que es el principal bien público del País, bien o mal administrado y objeto natural de la codicia privada proveniente de los golosos aspirantes a poseerla y explotarla, de espalda al interés público y el Bien Común. 

Las administraciones políticas que no creen en su naturaleza pública, de acerbo común, quisieran poseerla y exprimirla para sus propios fines de lucro de espaldas al servicio al pueblo, para lo que fue creada.

Desafortunadamente, esos intereses privados han encontrado oídos prestos a escuchar sus cantos de sirena.  Los que esos oídos prestan capitalizan en la corrupción habida en la agencia, afortunadamente en su mayor parte extirpada por la presente administración, para justificar su entrega al principio del lucro y la codicia privada.

Recuerde el lector, el empresario privado tiene un sólo principio rector:  su lucro, su ganancia, y todo lo demás es aleatorio, incidental a su gula capitalista.  Esa es su naturaleza, que no esconden.  Lo condenable y ridículo es que servidores públicos electos o nombrados prediquen su relevancia en el tablero político a base de la venta del bien común --- el servicio al pueblo con los recursos del pueblo --- al bien particular para poner los recursos del pueblo en manos de los que sólo obedecen a su propio lucro y ganancia.  ¿No fue acaso suficiente la experiencia que tuvimos con la funesta Autoridad de Aguas?

De eso trata el confrontamiento que le hacen al Gobernador desde el liderato del Senado, el primero cumpliendo su palabra programática al pueblo, y los otros dándole la espalda, en aras de un protagonismo vacuo.

La AEE es, demostrablemente y por opinión autorizada de los más eminentes economistas del País, el haber más significativo --- cualitativa y cuantitativamente hablando --- del País.  No debe someterse a pública subasta como su fuera un pulguero de otra manera fracasado, y por ello liquidable.

En este asunto crucial, el Gobernador tiene tras de sí al País.  Debe actuar como tal.

lunes, 24 de febrero de 2014

Apología Pro Vita Sua


Ese fue el título del informe final del Cardenal Newman, el prelado británico de fines del siglo 19.  Apología del sentido total de su vida y su ministerio.  Fue un informe-relato de su distinguida carrera, una historia de eventos luminosos, dramáticamente rescatados del olvido.

He pensado en esa obra y en esa vida este fin de semana, ante la estrafalaria opinión del Tribunal Supremo de Puerto Rico en defensa de las gollerías que asumen como suyas ante la crisis fiscal del País.  Se amparan en la letra muerta de la Constitución, como si este fuera un documento sagrado, disecado, intocable ante las crisis del Estado que los honró un día y al que deben lealtad y solidaridad.  Pero no, se juntaron, unánimemente, a favor de sus dólares, sueldos y pensiones, que son también los de sus cónyuges hasta la muerte, incluyendo los aumentos que puedan haber después de retirarse.  Eso es sencillamente una inmoralidad.

Esos sabuesos del derecho definen la independencia judicial y la separación de poderes en términos de dólares y centavos.  La autonomía judicial es dinero, no es conciencia, no es carácter, no es ética.  ¿Cuán bajo se puede llegar a nombre de la justicia?

Dijo el Presidente del Senado Bhatia que repudia esa decisión y la ética monetaria en que se basa.  El Presidente de la Cámara perdió la guagua.  Respeta la decisión, dijo, pero la cree equivocada.  ¿Respeto?  ¡Más bien debilidad de carácter!  Al Gobernador y a la Legislatura no le queda más remedio que ajustar la autonomía fiscal de la Rama Judicial a las necesidades del momento, puesto que todos deben contribuir con el País.

viernes, 21 de febrero de 2014

El Juez Juan Torruellas Descubre su Trasero


Un discípulo mío... de los años cincuenta del pasado siglo, de raza negra que ostentaba con orgullo y que utilizaba para ponerle banderillas morales a los blancos --- y mucho más a los blancucinos ---, de apellido Zenón, imaginativo e inteligente, decidió dramatizar con el título de un libro suyo la ambigüedad moral de los que entonces rehuían el tema del prejuicio racial.  Ese libro lo tituló “Narciso Descubre su Trasero”.  Fue un logro literario y un éxito social y político. 

Recuerdo hoy al antiguo discípulo en ocasión de las expresiones del juez federal --- del Primer Circuito de Boston --- Juan Torruellas sobre el predicamento de Puerto Rico tras 116 años de imperialismo e irresponsabilidad de los Estados Unidos para con nuestro pueblo.  Es verdad que durante ese largo purgatorio se le han arrancado al imperio varias concesiones, de 1917, 1948 y 1952, todas abrumadoramente respaldadas por el pueblo y la mayor parte del liderato político puertorriqueño.  Pero en términos del derecho natural y del derecho internacional vigente desde 1948, todo eso no constituye sino una burla del compromiso asumido por los Estados Unidos en el Tratado de París que puso fin a la Guerra Hispanoamericana, de “determinar, por el Congreso el status político y los derechos de los puertorriqueños”, de una manera permanente.  Una burla, sostenida por el poder imperial y la debilidad objetiva --- económica y militar --- de nuestro pueblo.  En otras palabras, un abuso del poder imperial.  Busque el lector en la historia de las ideas un tratadista que sostenga que el poder justifica o es base de derecho de dominio.  No lo encontrará porque no existe, que no sea en la práctica imperialista de los Estados Unidos después de más de 67 años de descolonización en el mundo, desde África, Asia, Oceanía y el Caribe.

Conocí al juez Torruellas en 1969, cuando compré un apartamento suyo en el condominio Kings Court del Condado.  He seguido su trayectoria profesional, y se trata de un hombre liberal, íntegro, profesionalmente competente y ético.  En estos días, en un seminario de juristas en la Universidad de Harvard, junto a otros distinguidos puertorriqueños, ha afirmado que es intolerable el imperialismo político y la explotación económica de parte de los Estados Unidos en Puerto Rico.  Le aplaudo con pandereta de Pentecostal por esas valientes y sinceras declaraciones.

Para corregir el abuso imperial él propone un boycot de las tiendas y plazas comerciales norteamericanas en Puerto Rico, porque si eso es lo que le interesa de Puerto Rico a los Estados Unidos, por ahí es por donde hay que atacar, porque por ahí es que son vulnerables.  A ver si entonces miran hacia acá y asumen su responsabilidad.

Detrás de esa declaración dramática, ¿que tesis política late dialécticamente?  ¿No está el juez descubriendo su trasero estadista, como respuesta a ese boycot?  ¡Soy todo oídos!

miércoles, 19 de febrero de 2014

La Crisis Crediticia: El Enemigo Somos Nosotros


Es impresionante la capacidad de la mente humana para desviar la atención y proyectar en otros las consecuencias de nuestros errores.  Parece, conforme a este síndrome, que la culpa es siempre de otro.  Examinemos, con relación a nuestra debacle crediticia, la curva ascendente de esta locura, de esta irresponsabilidad, de parte de gobiernos elegidos por nosotros, algunos en forma repetida.

Hasta concluir el mandato de Roberto Sánchez Vilella el primero de enero de 1969, la actividad de financiamiento a crédito era microscópica.  Aún así, recuerdo que Don Roberto se preocupaba de nuestra incipiente dependencia del fiao, y de sus beneficiados: los Bravos de Boston y los Piratas de Pittsburg, porque los corredores de bonos de entonces eran la First Boston Corporation y la Mellon Corporation de la ciudad de Pittsburg.  Lo que era desde entonces una perspicaz preocupación se ha convertido en pesadilla, y quizás tragedia más adelante.

En el desconcierto que ha provocado esta crisis de capacidad financiera para responder por tanta irresponsabilidad acumulada --- por los Hernández Colón, los Romero, los Rosselló y los Fortuño de la vida, con una responsabilidad compartida --- aunque menor --- por Sila María Calderón y Aníbal Acevedo Vilá, me sobrecogen los análisis airados, política e ideológicamente encendidos de falsa moralidad culpando no al pueblo de Puerto Rico electoral, y sus elegidos que para complacer a sus clientes electorales ofrecieron y dieron lo que no tenían, porque era prestado, en una actitud cínica de que el que venga atrás que arree.

Llegó el momento de la verdad, impuesta por la terca realidad de la embrolla, cuyo pago requiere enormes sacrificios.

A diferencia de los analistas que siempre ven la paja en el ojo ajeno, yo no creo que los culpables sean los bonistas o las casas de corretaje.  Ellas no nos impusieron la deuda.  La solicitamos nosotros.  Su profesión es la ganancia y la especulación monetaria.  El que presta impone las condiciones.  Nosotros --- ese colectivo que lógicamente incluye a los pasados seis exgobernadores --- las acepta o no hay juego.  Insultando a los bonistas no resolvemos nada.  Quizás podemos informarlos, educarlos, sobre el record de buen pagador de Puerto Rico.  Lo demás es rabieta ideológica de los “usual suspects”.

En términos de lo que la hora exige, y de la necesidad de responder por el buen nombre de Puerto Rico, el gobernador está enfrentando la crisis con inteligencia, realismo y voluntad.  Esa necesidad nos va a doler como sociedad, pero enfrentarla es muy superior, como actitud, a los planteos puramente ideológicos de abstracción de la historia y las alternativas reales.  Se trata de una lucha en desventaja, como deudores en depresión económica, pero la inteligencia y la voluntad, empleadas honesta y firmemente, pueden hacer la diferencia. 

martes, 18 de febrero de 2014

Puerto Rico: de Arquitectos a Albañiles


Puerto Rico vivió, durante las dos décadas de 1940 a 1968, una experiencia política, social y constitucional que podría llamarse de vida ascendente en todos los sectores de su configuración social.  Sólo la India de Nehru y el pueblo de Israel bajo Gold Meir y Menahem Begin lograron adelantos comparables desde la miseria hasta niveles aceptables de vida tolerables y de progreso sostenido, que en el caso de Israel continua y en el caso de Puerto Rico llegó hasta los años setenta del pasado siglo.  Después nos arrolló la decadencia y la corrupción, hasta los niveles de decrepitud economiza y fiscal que hoy padecemos, gracias a políticos mediocres, sensuales del poder, y corruptos hasta la médula, de 1993 hasta hoy, desde Pedro Rosselló hasta Luis Fortuño.  En el medio Sila Calderón y Aníbal Acevedo Vilá fueron meramente ineficaces e improductivos.

Pero eso es el ayer, y estamos en el hoy.  Desde ese hoy miramos al pasado --- tres cuartos de siglo atrás --- y nos sorprendemos sobre cómo fue posible que de una isla desolada, anémica económicamente y miserable económicamente, brotara una generación de creadores, patriotas, arquitectos de una alzada histórica que maravilló al mundo, Luis Muñoz Marín, Roberto Sánchez Vilella, Ernesto Ramos Antonini, Vicente Géigel Polanco,Antonio Fernós Isern, Antonio Luchetti, Manuel A. Pérez, Sergio Cuevas y dos docenas más de patriotas creadores de una vida pública efectiva, honesta, competente, en total abandono de sus intereses personales privados.  Desde su riqueza moral crearon la vida ascendente del País, a precio de la pobreza personal cuando pudieron haber optado por la opción  de la riqueza personal.

Fueron los arquitectos de una catedral de muchas mansiones y de generosa acogida para las masas pobres, las destrezas de una nueva y creciente clase media, y de un modelaje de servicio público sacrificado en su ética de servicio.

Fueron los arquitectos del moderno Puerto Rico.  Tenían un plano moral idealista, pero realizable y realizado.  Pero entonces llegaron los políticos de medio pocillo.  Los manipuladores y cínicos del poder.  Los narcisistas.  Y destruyeron la obra heredada.  Sobre los escombros de ese derrumbe, nuestros políticos de hoy andan como albañiles, con una latita llena de una mezcla de ambición y oportunismo, tapando rotos, huecos, en las paredes de la vieja arquitectura.

Algunos son sinceros, honestos y dedicados, pero el derrumbe ha sido muy grande.  Los lineamientos de la vieja arquitectura se han quebrado, y es muy difícil recobrar la geometría de las columnas y vigas de la vieja estructura, que eran el patriotismo, la abnegación, el desinterés monetario y la felicidad pública como base de la felicidad privada.

lunes, 17 de febrero de 2014

La Política en Tiempos de Depresión Intelectual y Moral


La Asamblea de Reglamento del PNP este fin de semana transmitió al País un mensaje de desolación.  De las dificultades económicas y fiscales que enfrenta el gobierno, con sinceridad y buena voluntad --- aunque con graves defectos de comunicación al pueblo sobre su verdadera realidad, heredada de azules y rojos --- a la amenaza de un regreso de los depredadores y mafiosos del PNP al poder gubernamental, no puede concebirse un cuadro más amenazante de la salud moral y mental del País.

Los que ayer malbarataron 7 mil millones de fondos ARRA federales en contratos turbios a amigotes y activistas, bufetes chupópteros de contratos para hacer nada, que iniciaron la quiebra administrativa despidiendo 30 mil empleados públicos, pisotearon el derecho del pueblo a protestar y violaron sus más elementales prerrogativas de protesta y queja --- mientras le pasaba la Policía por encima como tractores --- se reunieron ayer para organizar su pretensión de regreso al poder.  Los 40 ladrones de Pedro Rosselló intentan regresar con Rossellito, Rivera Schatz y Pedro Pierluisi, socios todos en el desgarre del País bajo el flautista de Hamelín Luis Fortuño.

Y el pueblo que contempla esa osadía, ¿qué piensa?  Ese pueblo reeligió a Carlos Romero en 1980 después de Maravilla y demás crímenes cometidos.  Reeligió a Rosselló en medio de sus fechorías de destrucción de instituciones y robos masivos, y por poco casi reeligió a Luis Fortuño después de su perversa obra de pillaje.

No tengo mucha fe en que el pueblo recuerde y diferencie.  Porque su historia del último medio siglo ha sido una de recurrente torpeza.  Quizás lo más racional sería alejarse de las urnas.

sábado, 15 de febrero de 2014

El Status: Asoma una Resolución Dialéctica


Tal parece que a última hora, tras haber el senador Wyden de Oregón abandonado el Comité de Recursos Naturales del Senado para asumir la presidencia del Comité de Finanzas, el Comisionado Residente cerró el trato --- por dinero de campaña, por supuesto, para que este anunciara su respaldo a la estadidad como solución a nuestro histórico predicamento político frente al imperio invasor de 1898.

Recuerde el pueblo:  existen en el Congreso 535 miembros --- 100 en el Senado y 435 en la Cámara de Representantes --- y una golondrina no hace un verano.  Sea como sea, esa compraventa es simbólica, ya que el propio Congreso aprobó recientemente una propuesta del Presidente para consultar al pueblo de Puerto Rico sobre su status, entre alternativas aprobadas por el Secretario de Justicia Holder.  ¡Ya veremos!, como dice un amigo.

Asumiendo que después de 116 años  se consulte seriamente a Puerto Rico sobre su libre determinación política, el cuadro presentado al lector es sencillo:  mantener la colonia estadolibrista sin ningún asomo de crecimiento en sus facultades de desarrollo en relación con el resto del mundo, o demandar la estadidad o la independencia.  Esta última opción es electoralmente quimérica, por lo que realmente el dilema real es estadidad o ELA disecado, por el que los Estados Unidos no han demostrado ningún interés, responsabilidad o respeto desde 1953, cuando se comprometieron política y legalmente con las Naciones Unidas, por voz de su Presidente Eisenhower y como condición  para que se aprobara la Resolución 753 de la Asamblea General de aquel año, a respaldar mejoras y hasta la autonomía o independencia completa.

Todo aquello se lo llevó la corriente de la historia.  Don Luis Muñoz Marín trató, desde 1953 hasta 1974, de mover las fronteras de los derechos y aspiraciones de Puerto Rico en el Congreso sin fruto alguno.  Fue traicionado en ese esfuerzo por el Presidente Kennedy en 1963, y por Nixon en 1974.  Eso ha dejado a los autonomistas con el ELA “como está”, y la verdad es que ese ELA no sirve al País para enfrentar los convulsivos retos económicos del mundo actual.

Los historiadores sostienen que el ELA de 1952 respondió a los temores del americano al movimiento nacionalista e independentista desde los años 30 del pasado siglo, además a la necesidad de demostrar algún movimiento anti-colonial frente a la revolución libertadora que se estaba dando en Asia, África y America Latina en los años 40 y 50 de ese siglo.

En una próxima posible consulta plebiscitaria, el ELA concurrirá, como está o con los reclamos de crecimiento que quiera postular como posibles, con o sin el asentimiento de Washington.  En ese caso puede triunfar la estadidad, acá, pero no en Washington.  ¿No será posible entonces que Washington, más por temor de tener que bregar con la estadidad que no quiere, se pregunte --- como hizo de 1948 al 1952 ---¿qué podemos hacer y cambiar en Puerto Rico que responda a sus necesidades?  La historia muchas veces no el lineal.  A veces es dialéctica.  Es decir, distinta a lo ostensiblemente esperado.

martes, 11 de febrero de 2014

Nadie Gana Batallas con Armas Ajenas


Mi título de hoy está tomado del historiador y pensador político de principios del siglo 16, Niccolo Maquiavelo.  Las simplificaciones y superficialidades de sus detractores --- mala prensa --- lo han hecho pasar a la historia moderna como un cínico del poder: “El fin justifica los medios”, cuando lo que el señaló fue la obvia verdad de que si usted quiere un fin particular como objetivo de su acción tiene que atenerse a los medios que ese fin exige, y no otros, que resultarían irrelevantes.

Pues bien, el estudio de la historia antigua, especialmente de la Roma republicana --- que él admiró por sus instituciones libertarias y por la pluralidad de las fuentes del poder --- le reveló, junto a su experiencia política, diplomática e historiográfica de los principados italianos del Renacimiento, que un príncipe exitoso tiene que librar sus batallas, y pelear sus guerras, con recursos propios, y nunca con armas ajenas, que hoy están y mañana desaparecen.

Esa doctrina de realismo político es especialmente aplicable a las vicisitudes que hoy vivimos los puertorriqueños cuando despertamos a la realidad de que la fuente de nuestro tesoro público anual --- el presupuesto --- desde los años ochenta no ha sido el trabajo y el producto fiscal de nuestro propio pueblo sino los préstamos tomados a extraños, sin límites, sin responsabilidad y sin fuentes seguras de repago.

La pregunta que tiene que imponerse a la mente pública en estos momentos es sencilla y condenatoria:  ¿en qué estaban pensando nuestros gobernadores, desde Rafael Hernández Colón hasta Luis Fortuño, cuando presentaban a la Legislatura, y esta aprobaba sin preguntas, presupuestos falsos, espurios?

La victoria, dijo John Kennedy a raíz del fiasco de  la Bahía de Cochinos en 1961, tiene muchos padres, pero la derrota es huérfana.  Ya salieron los traficantes de aquellos presupuestos falsos a negar su participación en ese “monumental hoax”, con el consabido “yo no fui”.  Hernández Colon ahora quiere dar cátedra de “valores” y de “solidaridad” desde la guarida de Ponce donde disfruta de los privilegios leoninos de escoltas, oficina de exgobernador y millones para una fundación espuria que nada aportan al País.  Rosselló  ha dicho lo mismo, mintiendo y regodeándose en un nicho parejo al de Rafael.  De Carlos Romero Barceló, no se hable, en su función de roedor de fondos públicos a lo Rafael.  Doña Sila no se ha quedado atrás:  “Yo tampoco fui”.  Aníbal Acevedo Vila ha guardado un silencio discreto, porque sabe que también él fue.  Fortuño anda por los Estados Unidos dándose loas a sí mismo por su gran obra.  Sus cuatro años fueron de mafia cruda, de perversidad sin límites.

La realidad y la verdad, por ser tales, se imponen a la larga, rebotan.  Le ha tocado a Alejandro García Padilla bregar con esa herencia funesta.  Lo está haciendo con rectitud y sentido de responsabilidad.  Hay que apreciarlo y ayudarle.

lunes, 10 de febrero de 2014

Alejandro en Busca de la Cabeza y el Corazón del Pueblo


El breve discurso que a manera de informe pronunció el Gobernador en la tarde de hoy representa el primer intento --- exitoso, espero yo --- de buscar el corazón y la cabeza del pueblo de Puerto Rico sobre la terrible crisis fiscal y económica que heredó de manos de los últimos siete gobernadores de Puerto Rico, aunque cada uno de ellos lo nieguen ahora, desde sus nichos de privilegio e insensibilidad.

Fue un mensaje breve, al punto, franco y efectivo en la transmisión de una crisis fiscal sin precedentes, y de una crisis económica desatada desde que Pedro Rosselló, Luis Fortuño y Carlos Romero Barceló traicionaron al País al solicitar la eliminación destructiva de las industrias 936 en 1998.

En los años tardíos de la década de los 30 del pasado siglo, Luis Muñoz Marín, angustiado por la irresponsabilidad de Washington sobre los problemas de nuestro pueblo, se la pasaba entre Washington y los campos de Puerto Rico buscando comprensión y ayuda para Puerto Rico, buscándole la cabeza y el alma al pueblo oprimido, explotado de Puerto Rico, para enrolarlo en su propia redención a través del voto limpio y honesto.  Rodeado como estaba por la vasta maquinaria opresiva de las fuerzas vivas --- o la mano muerta --- de los centralistas y hacendados de la caña, el café, y del comercio de importación, Muñoz rompió aquel cerco yendo directo al alma y la cabeza del pueblo mismo, miserable en su economía pero honesto en el fondo de su conciencia sobre las causas de su miseria, que no era natural sino creada.

Vivimos hoy en una sociedad distinta, abocada al consumo conspicuo y a ayudas gubernamentales que evitan la miseria, aunque no su pobreza.  Acciones irresponsables, politiqueras, desde Luis Ferré hasta Luis Fortuño han destruido el crédito del País, el empleo seguro, los servicios públicos de calidad, y las expectativas cada día de una vida mejor.  Cada uno de esos gobernadores reclaman ahora el “yo no fui”, cuando el pueblo sabe que “todos fueron”.

Pero el pasado no resuelve el presente, excepto como lección para poner la honestidad al frente de las reparaciones necesarias.  Alejandro García Padilla no puede administrar ni corregir el pasado.  El mensaje de esta tarde debe ser el comienzo de una sinceración total con la realidad y con el pueblo.  Si le busca bien al pueblo su cabeza y su corazón, como hizo Luis Muñoz Marín en los años 30 del pasado siglo, encontrará en la decencia básica de ese pueblo --- de “la gente”, como dice Alejandro --- los recursos y los estímulos morales para dar, con éxito, la gran pelea por Puerto Rico.

El discurso de esta tarde deberá ser el comienzo, con la verdad por delante, y con la fe en y la comunicación directa con el pueblo como programa.

domingo, 9 de febrero de 2014

El Gobierno Permanente nos Estrangula


A mediados del siglo 19 Carlos Marx y Federico Engels postularon en diversos libros una tesis histórica sobre la economía que era teóricamente revolucionaria y éticamente deprimente.  La base real, descriptiva, de la tesis marxista, elaborada más tarde por los sociólogos políticos alemanes e italianos --- Roberto Michels y Wilfredo Pareto --- postulaba, como ciencia histórica y social, que la sociedad moderna se confrontaba – es decir, tenía la forma de una lucha de clases entre unas minorías económicamente dominantes y explotadoras que mal pagaban y explotaban a los trabajadores, los verdaderos creadores de riqueza, por un lado, y por el otro unas masa que producían esa riqueza pero que vivian a un nivel de subsistencia.

De esas premisas históricas y sociológicas Marx y Engels saltaron --- en el Manifiesto Comunista, entre otras obras --- a la conclusión política que el proletariado explotado tomaría conciencia de la explotación de que era víctima y se uniría en una revolución contra los capitalistas explotadores, produciendo así una sociedad sin clases y la abolición --- disolución, más bien --- de la explotación de una clase por otra.

Tal desenlace de conciencia revolucionaria no ocurrió, porque las clases dominantes, los capitalistas, al cobrar conciencia de los posibles efectos de su explotación de la clase trabajadora, internalizó el mensaje y la predicción de Marx y se dispuso a evitarla.  El movimiento obrero alemán --- bajo la inspiración de Otto Von Bismark, en el siglo 19, y el “Nuevo Trato” del Presidente Roosevelt en Estados Unidos en los años 30 del pasado siglo, tanto como el movimiento socialista y laborista democrático inglés a raíz de la Segunda Guerra Mundial, evitaron la concreción de la profecía marxista. 

De ahí en adelante hasta nuestros días la clase dominante de las alturas estratégicas de la economía --- la banca, la gran industria, el aparato militar y los medios de comunicación en masa --- se han apoderado del aparato gubernamental y manipula lo que consume el pueblo mediante la publicidad, de tal manera que se constituye en el gobierno permanente, que compra y dirige a los partidos políticos “democráticos” y soborna y compra las políticas públicas del gobierno de turno.

Cuatro o cinco bufetes de abogados de San Juan, dos o tres firmas de contabilidad, media docena de tahúres de la especulación de terrenos y construcción, compran los partidos y sus líderes con una parte de las inmorales ganancias que estos le prodigan con los haberes y los fondos públicos.  Cuando explotan los fracasos, estos “malhechores de la gran riqueza”, como los llamó Franklin Delano Roosevelt en 1934, se mudan de partido y hacen lo mismo en el otro lado, y dejan en su rastro una verdad amarga:  nuestros líderes venden al País y al pueblo por dinero de campaña.

Eso es lo que ha pasado en Puerto Rico, y sigue pasando, desde 1968.  Ese es el gobierno permanente, que ha destruido la democracia como método de cambio social y la fe pública en la función reparadora del voto.

jueves, 6 de febrero de 2014

La Cacareada Independencia Judicial


El Gobernador Alejandro García Padilla le ha hecho un planteamiento patriótico y moral al Tribunal Supremo de Puerto Rico:  sálganse de la adolescencia de las gratificaciones instantáneas y actúen a la altura de lo que el País necesita --- solidaridad desinteresada para sostener los servicios que todo el pueblo necesita y espera de su gobierno, de sus tres Ramas institucionales.

La respuesta del Tribunal Supremo ha sido tan clara como deprimente:  “con nosotros no cuente para sostener la viabilidad económica del gobierno frente a sus múltiples obligaciones, principalmente para con los más económicamente menesterosos”.  Lo que hace falta, en términos de recursos fiscales, parece decir el Supremo, que lo pague otro.  Porque nosotros, parecen decir, no podemos vivir con unos cientos de dólares menos, y entre la equidad y nuestros privilegios de casta protegida, nuestros lucros, nuestras vacaciones, nuestros cruceros, nuestro confort en medio de la penuria democráticamente repartida por toda la sociedad, nuestros privilegios van primero.  Y a esa estrafalaria tesis moral llaman, “independencia judicial”.

Para estos leguleyos de alto plumero, la independencia judicial reside en los dólares más o menos, que se llevarían a sus casas, hasta la muerte, con su retiro.  No perciben ni por un momento que la independencia judicial reside en el carácter y la integridad judicial al momento de administrar la justicia. 

Normalmente, en la cátedra universitaria utilizamos las iluminadas opiniones de los grandes magistrados, desde John Marshall hasta Thurgood Marshall --- de los 1790 hasta los 1970 --- para ilustrar la grandeza de alma frente a la injusticia y la maldad institucionalizadas.  Trate usted, amigo lector, de concebir, retroactivamente, como opinarían aquellos gigantes del intelecto y la ética ante crisis como las que vivimos hoy en Puerto Rico, cuando los jueces de nuestro máximo tribunal reducen la justicia a dólares y centavos… sus dólares y centavos.

El Gobernador los ha invitado a crecer, y a crecerse.  No es para menos.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Reto y Respuesta a la Crisis Crediticia


Ayer cayó el telón, una caída tantas veces anunciada.  No tomó a nadie por sorpresa.  Pero en una democracia pluralista y politizada parecería que trata del diluvio universal otra vez, sin el Arca de Noe disponible.  Así que tenemos que depender del análisis --- claramente interesado --- del gobierno, a la luz que sobre ello puedan arrojar los economistas financieros, alejados como viven del centro de la acción y la decisión, y de los números reales que el gobierno y las casas de corretaje manejan.  La pelota está, por lo tanto, en el canasto del gobierno y del pueblo.

El Gobernador y el gobierno, como oficiales de todo el pueblo a cargo de la crisis, han reaccionado con franqueza y voluntad de enfrentarse a la crisis con los instrumentos disponibles, que implican ajustes, sacrificios y voluntad de superación.

Los irresponsables del pasado nos legaron esa estela de conducta cínica, con tal de ganar elecciones y salir del paso.  Enjuiciarlos moralmente no es suficiente.  Hay que condenarlos al desprecio y al olvido, y enfrentar otra vez la pendiente, como decía Muñoz Rivera, o la jalda, como decía Muñoz Marín.  Si superamos la crisis, valiente y efectivamente, no le debemos nada, excepto el desprecio.

Están de camino medidas dolorosas y posiblemente efectivas.  Para eso se es gobierno, para decidir.  Y para eso se es pueblo para aprender y corregir los errores y engaños del pasado.  Es preciso recordar que esos abusos y errores del pasado fueron cometidos por los héroes electivos del pueblo, por su credulidad y torpeza, caldo de cultivo de los bribones.

lunes, 3 de febrero de 2014

Alejandro García Padilla: Del Optimismo Metodológico al Realismo Compulsorio


En la historia de nuestros gobernadores, a partir de 1972, el recurso político preferido por nuestros mandatarios ha sido la demonización del adversario antecesor.  Usado ese recurso como sombrilla protectora, la invitación al pueblo era para que no juzgara al incumbente en términos de sus ejecutorias reales --- o falta de ellas --- sino a “la pasada administración” que eran, desde Luis Ferre a Luis Fortuño, los mercaderes del desastre --- 7 desastres consecutivos, a la fecha de hoy.

Alejandro García Padilla inauguró un nuevo estilo:  encarar los problemas y no a sus antecesores.  En el fondo, eso se explica por su carácter:  afectuoso, entusiasta, positivo, atado al optimismo.  El pasado como queja no resuelve nada, excepto como lección, pero nunca como excusa para complacerse en lo negativo, cuando aspiró al poder y lo obtuvo como compromiso de futuro.  A ese estilo y ese propósito he llamado anteriormente “optimismo metodológico”.  Tiene sus méritos prácticos, como por ejemplo evitar que la garata partidista y personalista consuma las energías que requiere la acción, el cambio, la depuración moral de la función pública.

Pero el optimismo tiene un límite:  la terca realidad objetiva de las cosas.  Y en ese sentido Alejandro subestimó la gravedad de la herencia recibida, que si no se asume frontalmente, patea.  Y esa patada obliga a un cambio de actitud, método y enfoque, lo que a su vez requiere una sinceración con el pueblo.  En otras palabras, un realismo obligatorio.

Eso es lo que ha acontecido este fin de semana.  El Gobernador ha confesado --- como decían los americanos originales en los días de la ocupación de lo que después se llamaron las 13 colonias --- que “los indios vienen”, esto es, que los especuladores de bonos y acciones en Estados Unidos están pasando la cuenta a Puerto Rico después de exprimirlo hasta el hueso, juntando su avaricia con la irresponsabilidad de nuestros gobernadores.

El arte de la política requiere aspirar a lo mejor, como si fuera posible, pero  estar preparado para lo peor, sin que tiemble el pulso ni se abandone el timón.

Esa es la nueva dimensión  gubernativa en que ahora entramos.  Puerto Rico necesita que Alejandro enfrente competentemente la adversidad que heredó y pueda reclutar la solidaridad de todo el País hacia una salida airosa durante los próximos años.

domingo, 2 de febrero de 2014

Admisión de Parte, Relevo de Prueba


La admisión expresada por el Gobernador en el sentido de que el crédito de Puerto Rico en el mercado de bonos puede culminar pronto en una degradación --- costo del dinero a intereses impagables por Puerto Rico --- de nuestras notas de pago.  Eso ocurre tras los denodados esfuerzos del gobierno para allegarse fondos suficientes para reducir la cantidad que tendría que procurarse a crédito para cumplir con la exigencia constitucional de un presupuesto balanceado.

¿Por qué ahora esa confesión del Gobernador sobre el estado precario --- crítico --- de las finanzas públicas?  La decisión de no presentar ese cuadro tétrico de cómo recibió el País de las manos de Luis Fortuño obedeció al estilo personal del Gobernador como persona y como político de no ir al pasado a culpar los verdaderos responsables del desastre heredado.  Yo lo hubiese hecho de otra manera, explicándole al País las causas y las consecuencias de los patrones de irresponsabilidad que heredó, desde Rosselló hasta Fortuño.

Como agua pasada no mueve molinos, el problema del Gobernador y de todos nosotros es ¿qué vamos a hacer?  ¿Participaremos en la cruzada de solidaridad que el País --- no sólo el Gobernador --- necesita para alzarse otra vez por los cordones de los zapatos hasta la altura exigida por la crisis?  Ya nos vamos dando cuenta del patriotismo de agua dulce exhibido por los intereses económicos y los grupos sociales ligados al gobierno --- los jueces y los maestros, por ejemplo ---, que una vez más quieren utilizar la justicia jurídica contra la justicia social, que está basada en la solidez fiscal del gobierno.

A principio de las guerras napoleónicas del siglo 19, en la noche que precedía a una importante batalla naval, el Almirante inglés, Lord Nelson, le dijo a sus marinos, en una llamada a su honor y patriotismo, unas palabras que han resonado en la historia desde entonces:  “Su majestad la Reina espera que cada uno cumplamos con nuestro deber”.  Le iba la vida a la patria.

¿Hay algo que aprender de esas palabras?  Los hombres de Nelson respondieron.  ¿Responderemos de forma igual los puertorriqueños --- todos --- en esta hora tan peligrosa?