jueves, 1 de marzo de 2012

Luis Fortuño y la Revolución Desde Arriba

Existen dos tipos de revoluciones en el mundo moderno.   En primer lugar, las revoluciones democráticas y liberales del siglo 17 y 18 (la inglesa y la francesa, paralela esta última a la revolución norteamericana de 1776 a 1787).  Estas fueron revoluciones de pueblos – de la clase media, agraria y comercial-- contra los sistemas absolutistas de reyes presentes o lejanos.  Podemos llamar a esas revoluciones “desde abajo” – todas las clases sociales contra el despotismo.  Podemos incluir en ellas a la revolución rusa misma, de 1917 a 1926, contra el régimen feudal de los zares, antes de convertirse en la tiranía de Stalin.

La época actual, de 1920 a 1932 en Italia y en Alemania, ha visto nacer y crecer un nuevo tipo de revolución:  primero, asalto al poder, como lo hicieron Mussolini y Franco en Italia y España, o como el caso de Hitler en Alemania en 1932--, triunfo electoral y asalto “desde arriba” a todas las instituciones de la democracia: destrucción de todos los predios de poder cívico, como un día hicieron los romanos en Cartago y Numancia, en África y España.

En nuestros días se ha puesto de moda una versión equivalente de aquellas revoluciones “desde arriba”.  Se asalta el poder, por vía militar como es el caso de Fidel Castro, o se obtiene una victoria electoral como en el caso de Hitler y a nombre de esa victoria se vira el caudillo hacia atrás y destruye precisamente las constituciones e instituciones que le permitieron escalar el poder.  Se realiza entonces la “revolución desde arriba”, y se justifica esa masacre sistemática del sistema democrático liberal que les permitió llegar al poder legítimamente.

Los casos más recientes de ese régimen de terror desde arriba, lo ejemplifican hoy en la América Latina Hugo Chávez de Venezuela,  Rafael Correa en Ecuador y Luis Fortuño en Puerto Rico.  Llegaron al poder mediante la constitución y las instituciones vigentes.  Saboreado el poder parcial del gobernador democrático electo por una mayoría de votos, se viran entonces contra ese pueblo y le cambian o destruyen las instituciones que le permitieron llegar al poder.  A eso puede llamársele un “golpe de estado”, no para obtener el poder sino para retenerlo en forma totalitaria de manera que no quede nada ni nadie libre para oponérsele.

Ese es el paradigma que hoy, maniáticamente, ensaya Luis Fortuño contra el pueblo de Puerto Rico y la oposición política.  Reducidos el estado y el gobierno al partido, la sociedad queda inerme ante la implacabilidad y la gula del poder total que se quiere retener y ampliar.

Por todo lo anterior, queda claro que el issue electoral del 2012 en Puerto Rico no es la derrota electoral de Fortuño y el PNP, o su reelección, sino la existencia misma del pueblo de Puerto Rico como entidad política y moral, porque “el triunfo no da derecho a ser canalla” como advirtió un día Don Luis Muñoz Marin ante los desmanes de otros republicanos, los antiguos mentores de Fortuño.

Pregunto: ¿queda pueblo para la vergüenza o el dinero se lo llevó todo?

4 comentarios:

  1. Es importante establecer la diferencia en trato que recibieron los estudiantes en el Capitolio al trato que recibieron los dueños de Four Tracks.

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    1. Muchas gracias por su interés. Próximamente abordaré ese tipo de contraste.

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    2. El alcalde Jorge Santini Padilla y la primera dama, Irma Garriga, recibieron de manos del monseñor de la Catedral de San Juan, José Emilio Cummings, la medalla de la Virgen de los Dolores, como muestra del sufrimiento de los sanjuaneros ante el panorama desastroso en su administración. El otorgamiento no pudo ser más significativo.

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    3. Hay que recomendarle a Santini que use la medalla de la Virgen de los Dolores como lema de campaña de San Juan, ya que simboliza el sufrimiento d la Ciudad Capital por demasiado tiempo.

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