Una
imagen, un “eidolón” o ejemplo, valen más que mil volúmenes. En estos días los observadores del
proceso administrativo gubernamental hemos tenido evidencia fehaciente de esos
epigramas filosóficos.
En el
momento en que el Juez Presidente del Tribunal Supremo cumple su jornada
constitucional y se acoja al retiro, estalla públicamente el desastre de
actitudes, servicios y diligencias de la Administración de esa Rama Judicial en
el caso del joven sociópata que tras repetidos delitos de la más cruda índole
es sistemáticamente enviado a la calle porque un siquiatra dijo que no entendía
los términos de su impugnación criminal repetida. Un siquiatra burocratizado e insensible así lo recomendó, y
varios jueces irresponsables lo convalidaron, hasta que todo ello aterriza en
la muerte a tiros de un oficial policíaco.
A las
primeras averiguaciones de la prensa al saliente Juez Presidente contestó con
generalidades y bailó el baile de sambito, racionalizando rutinarias conductas
de complacencia a la nada: que es
el juez, o el siquiatra, o salud correccional, o la amortiguada y disecada
ASSMCA --- que está como decía un jíbaro en otro contexto, “muerta, morida,
inerte y calabrita”. ¡Qué se yo lo
que eso quiere decir, pero es algo así, que también precisó el poeta: ¡Me gustas
cuando callas, porque estás como ausente!
Una
Rama Judicial que ha estado cacareando últimamente de dignidad, autonomía, independencia
judicial, ¿para qué? ¿Para eso? Y tan diligentes que han sido --- todos
--- defendiendo sus privilegios, imitando la estrafalaria conducta cínica y de
afrentamiento económico de Romero, Rafael, Rosselló y Fortuño.
Si la
Rama Judicial ha sido complaciente, conformista, pusilánime con el problema que
les toca directamente --- la justicia y la rehabilitación del delincuente ---
la Rama Ejecutiva, de antes y de ahora, no se queda atrás. Los servicios de salud mental han sido
entregados a los buscones políticos y económicos de las aseguradoras, y el resto
--- el pegao del caldero --- a ASSMCA, que es como decir a la ruleta rusa de burócratas
partidistas que no saben --- hoy día --- ni conservar lo que heredaron y
prosiguen el mismo estilo “contratista” de Luis Fortuño.
En el
caso de los presos y de los acusados, esos dos Departamentos se dan la mano más
abajo que en la mediocridad criminal.
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