martes, 4 de marzo de 2014

Putin contra Occidente: El Tiro por la Culata


Vladimir Putin es un veterano verdugo de la KGB --- el aparato de inteligencia y represión del viejo régimen represivo del estalinismo.  Utilizó su record y experiencia para reflotar como político supuestamente “democrático”.  Dirige un régimen desde Moscú de implacable persecución de sus adversarios, sean estos periodistas, candidatos opositores o críticos de cualquier tipo bajo su zarismo virulento, aún en el siglo 21.

Desmontado el imperio comunista por Mikhail Gorbachev al despuntar los años 90 del pasado siglo, Putin llenó el vacío de poder que la liquidación del imperio soviético produjo, y se ha hecho dueño de Rusia, que pone y saca a funcionarios oficiales de su nueva virtual dictadura a su gusto y ganas.

Con todo y eso, durante la última década ha tratado de lavarse la cara y hacerse presentable a Europa y los Estados Unidos, y estos de buena fe creyeron en su conversión y le ofrecieron a Rusia un sitio en la mesa de los organismos políticos y económicos, como miembro bona fides. Hasta que llegó el caso del genocidio en Siria, que Putin alimenta con sus armamentos al régimen macabro de Bashir Assad.  Engañó a Occidente y al Presidente Obama --- que se dejó engañar --- prometiendo actuar a favor de sacar y destruir las armas químicas con que Assad asesinaba a cientos de miles de sus súbditos.  Luego, a arrastrar los pies e incumplir.  Y Obama, al ridículo, después de tener al verdugo de Damasco en la mira.

No hay duda de que esa maniobra debilitó a Obama, y ahora se enfrenta al ardid de Putin en Crimea y en toda Ucrania.

Apenas a unos días de su cínica movida, Putin es ahora el objeto de la ira de Europa y de los Estados Unidos.  Su fachada de hombre confiable destruida, se ha retratado como un farsante con quien no se puede acordar, confiablemente, nada serio para las sociedades ya democráticas del antiguo imperio ruso, y menos para la Unión Europea y el Club Económico de los 7, porque el octavo, Putin y Rusia, se han descartado a sí mismos como entes serios en las negociaciones económicas y políticas.

El verdugo de la KGB se ha pasado de listo:  el tiro le ha salido por la culata, y ha perdido el valor del único tesoro del político y el diplomático: su palabra.  Por ello ha perdido lo más por lo menos.  Puede planchar con sus tanques a Crimea, pero no podrá salir hacia Europa como persona seria.  No es presentable en sociedad porque ha salido desnudo para la sala.

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