He
venido siguiendo cuidadosamente las expresiones del nuevo Presidente de la
Universidad de Puerto Rico, el profesor Urayoan Walker. De paso, el único Presidente que llena
el uniforme de ese puesto desde el asesinato politiquero que el PNP de Luis
Ferré realizó contra la figura extraordinaria que por 28 años desarrolló la
gran Universidad que un día fue la de Puerto Rico: Jaime Benítez, de 1942 a 1971.
¿Quiénes
le sustituyeron entonces? Una Pléyades
de mediocridades incultas, con el carimbo del PNP --- tales para cuales ---
como Ismael Almodóvar, Manuel Saldaña, hasta José Ramón de la Torre y Miguel
Muñoz. Se trataba durante esas
largas décadas, del intento de que Chita, la mona del cine de los años treinta,
arreglara los relojes suizos de los años 71 en adelante.
He
venido escuchando y observando las acciones y los pronunciamientos del nuevo
Presidente universitario con interés y curiosidad. Tiene, de antemano, unos rasgos impresionantes: como profesor de matemáticas al fin,
sabe aritmética, y puede dar cuenta --- cuantitativamente hablando --- de
recursos y presupuestos. De economías
y de eficiencias, de prioridades y de controles prudentes, a fin de salvar lo
esencial de la Universidad: la
enseñanza académica, la investigación, la creatividad tecnológica, en servicio
primario a los estudiantes y a la sociedad puertorriqueña. Esos aires refrescan las esperanza.
Siendo
como era hace un par de meses una figura desconocida a la luz de la opinión pública
y los medios de comunicación, sus comparecencias públicas han revelado a un líder: articulado, con ideas propias, y carácter
firme en la defensa de sus proyecciones personales en la compleja urdimbre
universitaria y política del País.
Llegará
el momento, en un futuro cercano, en que las ideas y enfoques del nuevo
Presidente universitario choquen o difieran de las autoridades nominadoras, y
hasta del gobierno bajo cuya autoridad ejerce sus funciones. Estoy seguro que en ese momento su estilo
racional y su carácter firme le sirvan para realizar su alta encomienda, como él
mismo la ha definido.
En todo
caso, por primera vez, desde 1971, tenemos un Presidente en la Universidad a
quien podemos respetar y admirar.
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