Desde tiempos del Antiguo Testamento se sabe que la historia no ocurre de manera lineal, con continuidad incremental de recursos, capital y crecimiento que, a la hora de la justicia distributiva, a cada individuo o clase le toca un poco más que en la etapa anterior de la economía.
De Grecia a Irlanda, de Italia a España, de Alemania a Francia, han llegado a pastar, por turnos, las vacas flacas de la economía: crecimiento negativo, per-capitas débiles, distribución dolorosa de la nueva pobreza, tan contraria al crecimiento ascendente por décadas --- más de ocho, desde la gran depresión americana y mundial de 1929.
Naturalmente, cuando se reparte el crecimiento decreciente --- esa es la paradoja – cada unidad del sistema, individuo o familia, recibe menos en la distribución del producto.
Existen dos ejemplos luminosos de esa constante histórica: los socialismos democráticos de España y Francia, ayer el de José Luis Rodríguez Zapatero, y hoy el del Presidente Lallande de Francia. Han tenido que adoptar las mismas medidas draconianas contra la mayoría de la población, que sus pares de Grecia, Italia, España y todo el mundo desarrollado. En España el Partido Popular de Asnar y Rajoy --- francamente semi franquistas --- ha tenido que tragarse todas sus promesas de campaña y las críticas que le hicieron a las medidas prudenciales que ya había tomado Rodríguez Zapatero y su PSOE--- el Partido Socialista Obrero Español.
En Puerto Rico, cuando juzguemos la actitud y las decisiones del nuevo gobierno como totalidad --- cuando confesemos que como pueblo y gobierno estamos en plena realidad de vacas flacas --- tendremos que ajustar los análisis evaluativos a esa realidad.
Existen, claro está, otros factores contemporáneos a la crisis financiera, económica y social, que tienen que ver con el liderato político, si se tiene o no y cómo se ejerce. Pero ese juicio no sustituye la realidad objetiva de las cosas: las vacas flacas nos dan en la cara todos los días y en todos los renglones de nuestra vida colectiva.
Contéstese el lector la siguiente pregunta, y así sabrá si comparte o no este análisis histórico que sienta las bases de las decisiones políticas: ¿Por qué fue posible, de 1941 al 1968 iniciar programas de bienestar y justicia social que amparaban el ideario de proteger --- en la educación, la Universidad, en salud, en salarios y empleos crecientes --- a los más y los más desvalidos? Porque la economía creció, el País se industrializó, el tesoro público se multiplicó --- vacas gordas --- mientras hoy vivimos una realidad contraria, la de las vacas flacas. La batea esta vacía, no hay nada que repartir. Agradézcale eso el lector a Carlos Romero, Pedro Rossell y Luis Fortuño, que destruyeron la base industrial de nuestro crecimiento económico, al entregar por razones politiqueras las industrias 936.
La única exigencia política y moral que tiene méritos en la nueva situación es la de que lo que queda se reparta con justicia para todos. No es moral, y es políticamente suicida que los futuros retirados del sector público acepten su sacrificio mientras la Rama Judicial y los exgobernadores --- Carlos, Rafael, Pedro y Luis --- continúen con sus pensiones y sus escoltas inmorales. Lo mismo puede decirse del antro de pillaje que es Energía Eléctrica y las agencias y los contratistas que todavía dirigen y explotan los haberes públicos. Para esos abusadores del poder y afrentaos del dinero las vacas siempre están gordas.
Señor Gobernador, la responsabilidad por la equidad en el manejo de las vacas flacas está en sus manos, como dirigente del gobierno y dirigente del partido, porque en el momento de las evaluaciones finales, nadie va a pensar en Jaime Perelló o Eduardo Bhatia.
El modelo económico de Puerto Rico de 1940 a 1970 no dependía de la sección 936. Dependía de salarios bajos y de la exportación de la población hacia el continente. Ningún país del mundo se podía dar el lujo de enviar la mitad de su población a los Estados Unidos. Pero a medida que la gente se iba, la mano de obra escaseaba y los salarios tenían por necesidad que subir. Para mantener los costos laborales bajos y continuar aumentando los niveles de vida era necesario aumentar la productividad del trabajador. (Si W = salarios y Q = producción, entonces era necesario incrementar la Q para que el costo laboral por unidad, W/Q bajara.)
ResponderEliminarPara aumentar la productividad era necesario aumentar la inversión de infraestructura y la inversión en educación y para eso era necesario aumentos en las recaudaciones tributarias. Pero éstas estaban vedadas como resultado de la política de exención contributiva como panacea para todos los problemas económicos de Puerto Rico, que es la misma tesis de los republicanos en Estados Unidos empeñados en destruir el legado de Rooselvelt del estado bienestar.
Al advenir la crisis del petróleo en el 1973, precisamente porque Nixon les estaba pagando a los árabes con dólares devaluados, el mundo incluyendo Puerto Rico, entró en un período de recesión y de inflación simultáneos desconocido en toda la historia económica. Se desacreditó la teoría keynesiana de John Kenneth Galbraith y cogió auge la teoría del supply side economics.
En medio del desastre de 1973, Hernández Colón les subió los impuestos a los trabajadores para pagar los bonos y se buscó la manera de bajárselos más al capital. La 936 no es más que una estafa al Tesoro de los Estados Unidos a través de las cuales las compañías multinacionales reportan sus ganancias en Puerto Rico para escapar tributación en los Estados Unidos, con el resultado de que cada empleo que las farmacéuticas crean en Puerto Rico le cuesta al Tesoro Federal más de $100,000. Los grandes beneficiarios del esquema eran las grandes corporaciones multinacionales y la oligarquía de Puerto Rico lo cual dejaba el problema de fondo, la falta de infraestructura y de educación, sin resolver.
Como el PNP es otro partido popular más que usa la estadidad para llegar al poder para luego defraudar, no sólo al gobierno local sino al gobierno federal también, sus esfuerzos se centraron, no en buscar la estadidad, sino en gestionar más fondos federales que se convirtieron en el motor de la economía de Puerto Rico a medida que ésta perdía competitividad en los mercados internacionales.
Finalmente, cuando ya no quedaban más programas federales que atraer a Puerto Rico, se recurre a la deuda. Durante los años 90 comienza un período de aumento en la productividad en Estados Unidos como resultado de las nuevas tecnologías del Internet y Roselló empieza a aumentar la deuda para invertir en obras como la del tren urbano. Pero en el 2000 estalla la burbuja del Internet, Estados Unidos entra en una nueva recesión y Sila, con el visto bueno del presidente Bush hijo, inaugura una nueva etapa de endeudamiento nunca antes visto en la historia de Puerto Rico. El resultado de la guerra santa de Sila y Aníbal contra la estadidad fue darle el coup de grace al sistema de retiros y sepultar la economía de Puerto Rico. El legado de esta dupleta fue un impuesto regresivo más a los trabajadores, un déficit de 3,000 millones y una tasa de endeudamiento de 100x100 de PNB. En el mundo feudal de Puerto Rico, la exención contributiva a los capitales y a la oligarquía es un derecho divino de Dios.
Puerto Rico está atrapado en un modelo económico y político que no responde al mundo globalizado de hoy. Puerto Rico tiene dos salidas: o fortalece su nacionalidad implementando una moneda nacional o fortalece su relación con los Estados Unidos completando su unión fiscal. La alternativa es un deterioro económico tipo gueto que sólo beneficia a los evasores donde y donde lo racional, para los demás, es emigrar.