A los
prácticamente cuatro meses de asumir el poder --- poder ejecutivo y dirigente político
del poder legislativo, si desea ejercerlo --- el estilo de Alejandro García
Padilla enseña sus costuras. En
vez de transparentar la espina dorsal --- en la frase dramática de Don José
Ortega y Gasset --- se le chorrea la gelatina. Se trata del estilo de ambigüedad, del sí y del no, del
depende de cuando y como: una
receta para el desastre en una sociedad en crisis total, que demanda liderato
dispuesto a ganar o a perder, con tal que se enfrenten las crisis con entereza,
con claridad de principios, con voluntad de Bien Común.
Unas
pocas instancias demuestran lo dicho, y representan una muestra fatídica de que
se anda por la oscuridad del bosque, sin guía, y sin la tiza de Pulgarcito para
marcar los árboles para el regreso.
El
Gobernador ha abrazado la privatización de los bienes públicos bajo las
circunstancias más contrarias posibles a lo que su partido vociferó en la
campaña política sobre esa estrategia de liquidación de los haberes públicos: el Aeropuerto Luis Muñoz Marín
prácticamente vendido por cuarenta años, para perjuicio de sus empleados y como
ofensa nacional a los que lo consideramos como símbolo de creatividad y orgullo
para todo el País, a cambio de las treinta monedas que nos recuerdan a
Judas. Recordemos los datos básicos
de esa entrega. La primera razon
que se ofreció fue que había que cumplir con la palabra de Fortuño, y que de lo
contrario habría que pagar millones en penalidades. Eso no era verdad.
El contrato estaba aún bajo consideración de la Agencia Federal de Aviación. Con sólo levantar el teléfono y
comunicarles que el gobierno de Puerto Rico no respaldaba esa entrega, adiós compromiso. Pero no, la mentira al frente, como en
tiempos de Fortuňo.
Desenmascarado
el embuste jurídico, se alegó entonces que era una necesidad económica, con
unos datos que todos los economistas independientes del País repudiaron. Segundo engaño.
Pero
esa actitud republicana, fortuñista, de entrega, no comenzó ahí. Ya habíamos visto atisbos de esas
claudicaciones en el asunto de la fianza, cuando el candidato a gobernador decidió
no defenderla, y el proceso culminó en la no defensa del Estado Libre Asociado
en el plebiscito. Todo esto está
acompañado por la federalización de las instituciones y responsabilidades públicas
del gobierno y del pueblo de Puerto Rico.
En el ámbito de la inseguridad pública, el caso del Superintendente de
la Policía viene a cuento.
Figueroa Sancha, de ingrata recordación, inició el proceso de
federalización de la Policía. Era
agente federal. Le siguió Emilio Díaz
Colón, militarote general, y Héctor Pequera culmina la entrega y la renuncia
del Gobernador a sus responsabilidades como Jefe de la Policía. Su súplica cotidiana a Héctor Pesquera,
a cambio de unos privilegios sin precedentes es un acto para congraciarse con
los federales. Fortuño vive. ¡Alábalo!
Yo voté
por este gobierno, e insté a otros para que hicieran lo mismo. Pero creí entonces que se trataba de un
gobernante diferente. El record hasta la fecha me da en la
cara como un baño de agua fría.
Con todo y eso, espero que en los próximos cuarenta meses que faltan del
cuatrienio, el Gobernador, como Saulo de Tarso en el camino de Damasco, nazca
de nuevo del agua y del espíritu.
Economics is not accounting. Obama is right. Germany is wrong. It was not excessive debt (except for Greece and Puerto Rico) that created the crisis. It is the other way around. The crisis created the debt. The banks blew up and the governments borrowed to bail them out. At the same time, the unemployment
ResponderEliminarcreated by the crisis reduced government revenues and increased its assistance payments, ergo the debt went up. Since there is no banking union in Europe,
every country is responsible for their banks. If Puerto Rico were responsible for its banks and for its social security, Puerto Rico would have had n to bail out Banco Popular, and cut social security in addition to the retirement pensions. Things would have been much worse than what they are today.
In the case of Europe, Germany needs to spend more to create the demand for the products of the periphery and the central bank needs to print
more money to create inflation and make the products of the periphery more competitive. But Germany wants to have its cake and eat it too.
They want everyone to behave as Germans. But that is the fallacy of composition. What is true of one it is true of all. Not true. The periphery cannot reduce its trade deficit unless Germany reduces it trade surplus. Germany has waged a war against arithmetic.
And now Rogoff and Reinhart have been exposed as having committed serious errors in their research which concluded that all went to hell when debt levels reached 90% of GDP. So not only were they were wrong, but that they kept policy makers from increasing the debt ratio and the inflation rates in order to solve the financial crisis. They were acting as medieval doctors drawing blood from the sick patient. That is, they were prescribing the opposite remedy to what the economy needed. The European Union as a whole is far from reaching those debt levels.
http://www.ft.com/intl/cms/s/0/a6d94b02-a774-11e2-9fbe-00144feabdc0.html#axzz2R7CsCvAj
The European project can succeed, but austerity will kill it as it increases the unemployment rates in the peripheral countries to depression type
levels and get people upset at Germany calling Merkel the new Hitler.
Puerto Ricans make a similar mistake when they argue that we must wait until Puerto Rico develops in order to become a state so that we are able to pay federal taxes. . They do not realize that it is the other way around. In order to overcome the crisis, Puerto Rico must either complete its fiscal union with the United States (that is, agree to pay fedral taxes) or develop our currency so that we can become competitive in the international markets.