El
Comisionado Residente Pedro Pierluisi, graduado de la Universidad de la Corrupción
de Pedro Rosselló --- de la cual salió ileso, con una imagen de hombre sobrio y
serio --- ha hecho representaciones en Puerto Rico de moderación y pulcritud
personal, donde otros establecieron récords de cinismo, vileza y total
indiferencia a la ética y al pueblo.
En el
Congreso ha figurado como demócrata, aunque su ideología programática es
claramente republicana, y con su filiación al fortuñismo ha sellado la
percepción del pueblo como digno sucesor de Rosselló y Fortuño. En todo caso, ese Pedro Pierluisi: es
el príncipe heredero de sus dos mentores, faraones de la corrupción y del
desprecio al pueblo. Como príncipe
heredero es natural candidato a gobernador por el PNP en 1916. Eso si el nazi de Rivera Schatz no le
serrucha el palo al nivel local de alcaldías y liderato de barrio y sectores,
que se conoce al dedillo y que Pierluisi desconoce abrumadoramente.
Sobre
esa posible pugna, vale la pena preguntarse: asumiendo que la imagen de presunto hombre serio perdure
ante el pueblo PNP, ¿es posible que un candidato definido convoque la lealtad
de una mayoría de votantes del País si su insignia y palio político es la del
PNP? Olvídese el lector del nazi
de Trujillo Alto. ¿Podrá
Pierluisi echarse al hombro los escombros morales del PNP, sinónimo de
corrupción, torpeza moral, busconearía económica, fraude electoral e
insensibilidad ética, pública y privada?
Las
primeras intervenciones de Pierluisi en la brega política pintan mal: silencio conveniente ante el vertedero
moral en que Fortuño convirtió al gobierno de Puerto Rico, se rompe ahora para
atacar al gobernador por unas posiciones --- sobre el Sistema de Retiro --- que
pecan de discretas y anónimas, mientras no dijo nada serio y crítico sobre la
bajura moral de su socio y jefe político por cuatro largos años. El problema ahora es que si aquel
silencio le valió la reelección, ahora tiene que hablar como líder, jurídico al
menos, de su partido PNP.
Adelanto
una hipótesis: que no importa cuan
crédulo y olvidadizo sea el pueblo de Puerto Rico, el PNP y su esencia podrida
de corrupción, obra conjunta de Rosselló y Fortuño, son inolvidables y 2016 es
un lapso muy breve para conjurar ese olvido.
El PNP
se parece más a Rivera Schatz, quien lo controlará camino al 2016. Le pasa a Pierluisi lo que le pasaba a
Luis Ferré en relación a Miguel Ángel García Méndez y Ramiro Colón en el PER de
1960 a 1968. Tuvo Ferré que crear
sus propio instrumento para salírsele
de debajo del ala a García Méndez.
La ocasión la provocó el plebiscito de 1967. Pierluisi tiene que provocar un hueco igual para que el
electorado lo juzgue en sus propios términos y no como el líder sacrificado del
partido más corrupto en la historia de Puerto Rico. Lo demás será figurar por figurar.
Psst, Profe... no se si usted se equivocó, pues las próximas elecciones son en el 2016, no 1916. Pero se me ocurre que a lo mejor usted ha hecho una analogía entre el PNP y las turbas republicanas. Lamentablemente esa historia la conozco de la boca de mis padres ya que sus padres la sufrieron pues eran obreros de central.
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