El
gobierno alega que resolvió el problema de Retiro. Le retiró sus derechos --- sus expectativas de derechos ---
a los empleados públicos que hoy sirven, porque no podía legalmente anular los
derechos adquiridos a los ya retirados, a menos que no acudiera a la antigua “Razón
de Estado”, que lo justifica todo, o a otra “emergencia fatula” a lo Luis
Fortuño, con la que quiso justificar el macabro gasoducto o la botada en masa
de servidores públicos hace cuatro años.
Ni “Razón
de Estado” ni emergencias, por tanto.
Pero, ¿la opción seleccionada fue la más justa, o sencillamente la más cómoda?
En la
prensa de ayer aparecieron los retratos --- máscaras más bien --- del liderato
legislativo (Jenniffer y Primitivo
Aponte) retirando sus dineros del Sistema de Retiro que ayudaron a destruir
para fines politiqueros. ¡No queda
nada de vergüenza por ahí! Da asco ver la máscara de Lourdes Ramos, que por años
ha venido babeándose sobre el
problema sin entender absolutamente nada sobre él, atribuyendo culpas ahora al
nuevo gobierno.
Da
grima igualmente ver como Johnny Mayol todavía sigue dirigiendo ese sistema,
después de destruirlo con sus saqueos lucrativos personales. ¿Hay gobernador?
Pero
con todo lo anterior como verdades palmarias, lo que sorprende es la
complacencia y el entusiasmo publicitario del gobierno con la legislación
aprobada, que no es justa por ser parcial, tímida y cobarde para con los otros
renglones de privilegio de que disfrutan los listos arrimados al gobierno --- a
todos los gobiernos --- de este País.
Todavía
andan por ahí los jueces que se retiran con sus sueldos enteros, los que a su
vez heredan sus viudas, junto a cualquier aumento que se haga a los jueces
activos en el futuro. Somos el único
país del universo en que esa mordida se tolera.
Si la
moral política y la justicia tienen nombres, sus contrarios --- esas pensiones
no Cadillac sino Maserati --- se llaman inmoralidad e injusticia.
Añádale
a lo anterior los cuatro gobernadores millonarios que ostentan escoltas de
sirvientes para toda la vida --- que cuestan millones --- mientras que a los
empleados públicos que sí sirven, les espera la pobreza segura al cumplir más
años por menos dinero de Retiro.
Hay que felicitar a Sila María Calderón y a Aníbal Acevedo Vilá por dar
una lección de pudor a Rafael Hernández Colón, Carlos Romero, Pedro Rosselló y
Luis Fortuño, esas cuatro sanguijuelas que le chupan la sangre al pueblo pobre
y mediano para vivir como príncipes árabes. Hasta que no se corrijan esas injusticias que no me hable
nadie de la nueva ley de Retiro.
Añado a
lo anterior esta pregunta:
¿Cuántos millones gasta el gobierno a nombre del pueblo en docenas de
fundaciones sin fundamento? Otra
vez aparecen Hernandez Colón, Carlos Romero y Pedro Rosselló chupándole la
sangre al pueblo, sin aportar nada visible a su vida cívica, sino millones a
sus arcas familiares.
Este
gobierno debe entender que lo que es financieramente necesario, es realmente
necesario si pasa la prueba ética de la justicia. La legislación de Retiro no pasa esa prueba. Está a tiempo de rectificar. De lo contrario, me pregunto, ¿quién
retirará a quién? Porque podría
resultar que el pueblo retire a los que no le han hecho justicia.
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