No me
producen placer alguno las verdades que afirmo y discuto en este espacio. Me complacerían mucho más los
reconocimientos que pudieran hacerse, si otra fuera la conducta del gobernador.
Esta
semana --- ayer específicamente --- hemos visto al gobernador fildeando hacia
atrás, pretendiendo que el gobierno federal apareciera como responsable de
negar servicios de salud a los ciudadanos con condiciones preexistentes, al
solicitar un plan de salud, más la eliminación en Puerto Rico del derecho de
los no asegurados a obtener un plan viable para el cual las aseguradoras
privadas tendrían que competir para bajar su costo.
En vez
de ser el agente del pueblo --- de la gente, como a él le gusta decir --- se ha
convertido, él y su Comisionada de Seguros, en los abogados de las pobres
aseguradoras. Eso no fue lo que se
nos dijo en la campaña del 2012.
Ahora
no sólo tenemos que tolerar a un Secretario de Salud como agente de la
aseguradora --- Triple S --- que tiene el monopolio de la salud física, sino
que con el dinero del pueblo, y del gobierno federal, somos niñeras de los
depredadores de ACODESE, de tan infame recordación.
Al
gobernador García Padilla lo ha sorprendido el País robando bases con la bola
en la mano, o fildeando hacia atrás, como dije al principio. De ahí la furia de su negación de lo
que hizo.
Es una
vergüenza para el pueblo popular --- honesto en su voto y en sus valores ---
que la Comisionada de Seguros, ex-agente de las aseguradoras, y el Secretario
de Salud, que padece del mismo conflicto moral --- aunque no legal --- de
intereses, sufran y lloren lágrimas de cocodrilo por las pobres aseguradoras,
cuando no les conmueve la inermidad de nuestro pueblo enfermo ante la conducta
impersonal e implacable de esos monstruos corporativos.
Eso no
fue lo que el pueblo --- yo incluido --- creyó que estábamos votando. La mentira la asociábamos a Luis
Fortuño, y nunca pensamos que la estábamos abrazando contra el pecho, con un
voto sincero por líderes insinceros.
Un día
el Aeropuerto, al otro día la Reforma Legislativa, luego el monopolio privado
de la salud pública, y a hora la entrega descarada a las pobres aseguradoras
sacrificando para ello al pueblo menesteroso de verdad y de servicios de salud. No hay duda: ¡la copa está rebosando, a
sólo seis meses del engaño!
Parece mentira. El gobierno está para proteger los intereses del pueblo y suplir sus necesidades. Las aseguradoras que se protejan ellas con sus recursos o se conformen con ganar menos. Y si el negocio no es bueno, que lo dejen.
ResponderEliminarLa verdad ante todo, para los que viven a base de principios. No podemos pedir a Juan del Pueblo alo con lo que nosostros mismos no cumlimos.
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