¿Viró o
lo viraron? ¿Recibió acaso una
llamada revocatoria de las alturas?
Tiene que haber sido eso, porque el “speaker” no es persona de echarse atrás
“motu propio”. Como gato que se ha
comido cuatro lagartijos, compareció al País loco de contento con su cargamento
infumable de saqueo de dineros públicos para pagar favores a sus sostenedores
de la Cámara.
Tengo
que pedirle perdón a un amigo --- vamos a llamarle José --- que me advirtió antes
de organizarse la Cámara que Perelló era un marrullero político. Yo quería pensar, y así le argumenté,
que el chico había hecho una buena fiscalización del gobierno nefasto de Luis
Fortuño. Pero él lo conocía mejor
que yo. ¡A la vista está!
La
mordida propuesta por Perelló era de tal magnitud que tenía que caer por su
propio peso. Y cayó. El pueblo la rechazó, asqueado, de Perelló
y de todo el aparato de gobierno, de tal manera que es inconcebible que no haya
sido el gobernador quien haya quemado su celular para parar el desangramiento.
El
episodio grotesco de escamoteo continuo de las promesas electorales dramatiza
la torpeza moral de Perelló y de casi toda la Legislatura. Si los dejan, la prensa y el pueblo, se
atragantan el Capitolio, el Presupuesto y el Tesoro Público: y lo harían por
unanimidad de PPD’s y PNP’s. ¡Dios
nos coja confesaos!
Pero ni el pueblo ni la prensa permitirán que se siga saqueando a este pueblo. Mientras muchos vivimos con sacrificios, otros quieren seguirse aprovechando para vivir a todo dar. ¡Se acabó el abuso!
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