Mientras
más reiterados juramentos hace el doctor Francisco Joglar para servir
exclusivamente a la salud del pueblo --- a costo de miles de millones de este
--- más escepticismo y desilusión expresa la calle, la prensa, y los entendidos en cuestiones éticas,
sobre la ceguera conveniente del galeno con respecto a la encrucijada ética
desde la cual pretende dirigir el Departamento de Salud.
Vamos a
las cuentas claras. El
Departamento de Salud es la agencia responsable de canalizar y usar los dineros
del pueblo en programas y actividades que promuevan una mejor salud para todos
los ciudadanos. Desde 1993 bajo la
funesta administración de Pedro Rosselló y Marcos Rodríguez, se destruyeron,
por venta a quemarropa, las facilidades de salud del pueblo, y la filosofía y
la organización de esos servicios por el doctor Guillermo Arbona. Pero eso no podía anular el principio ético
y político de que los dineros del pueblo los debe administrar el gobierno ---
no los depredadores privados al servicio de su lucro --- para ofrecer, dirigir,
pagar, evaluar y asumir toda la responsabilidad por el uso de esos dineros y el
servicio directo a los ciudadanos.
Todo lo
anterior ha sido entregado, vendido, enajenado, por los últimos cuatro
gobernadores: Rosselló, Aníbal,
Sila María y Alejandro, a favor de clientes políticos y económicos, al margen
de la salud y en beneficio del lucro y de sus partidos.
El caso
--- el dilema patético --- del doctor Joglar representa una culminación del
deterioro ético de nuestros gobiernos sucesivos. A tal punto que el deambulante de la calle sabe distinguir
lo ético y lo oportunista, pero nuestros gobernadores, legisladores y algunos
Secretarios de Gabinete como el doctor Joglar, no perciben esa distinción.
El caso
del doctor Joglar, sin embargo, no es el único escándalo de ceguera ética. La Cámara de Representantes está
envuelta en maniobras similares de negación de lo obvio, paralizada ante un
caso palmariamente ofensivo a la intuición ética del ciudadano ordinario. ¿Ese es el nuevo Partido Popular?
El doctor Joglar ama tanto al pueblo como su médico de cabecera, dice, que está dispuesto a todo con tal de conservar ese, su primer amor. Pero quiere conservar también sus inversiones en el emporio financiero de Triple S.
¡Hay
amores que matan!
¿Recuerda
acaso el lector la primera estrofa del viejo bolero pegajoso, que no me
abandona en estos días como petición del pueblo al doctor Joglar?
¡Ay
amor ya no me quieras tanto…
¡Ay
amor no sufras más por mí….
¡Si
no más puedes causarme daño…
¡Ay
amor olvídate de mí…!
Eso le
dice el pueblo en estos días al doctor Joglar.
¿Por
dónde anda el gobernador de Puerto Rico, o el Presidente del Partido Popular,
si es que existen?
Ya no sabemos dónde estamos parados. No se puede creer en nada ni en nadie. ¡Qué lástima!
ResponderEliminarEl materialismo desmedido ha hecho que hasta personas educadas, cultas y bien criadas, como dice el dicho popular, estén sujetas a esos intereses mezquinos.