Pedro
Rosselló nos regaló “El Continente de Puerto Rico”; Luis Fortuño ripostó con “Puerto Rico lo Hace Mejor”, y en esta competencia de
bambalinas Alejandro acaba de remachar la irrelevancia con “La Marca de País”.
Lo importante
no es la vasija que contiene un alimento o una bebida. ¡Es el contenido, bobo!
Esas palabras sencillas resumen mi reacción al gran invento retórico, publicitario y fantasioso que acaba de lanzar con bombos y platillos el gobierno de Puerto Rico. Porque la pregunta se cae de la mata: ¿Qué es lo que va a vender esa marca? ¿Quién la va a comprar, vender, invertir --- fuera y dentro de Puerto Rico --- porque ahora estamos “marcados”?
Van los
empresarios de la oligarquía bancaria, publicitaria y del negocio de seguros a
sacar sus miles de millones de Wall Street y de la Milla de Oro para
invertirlos productivamente y crear empleos y productos porque ahora tenemos
marca?
El que
se está ahogando se agarra a cualquier yerbajo que flota. Eso ha hecho el gobernador con la Marca
de País. Como símbolo no hace
daño, pero la verdad --- tan esquiva para este gobierno, aunque sin la perversidad
criminal de Fortuño --- es que ese símbolo no tiene tracción en el mundo empresarial
e inversionista, que está más pendiente de lo que le puede sacar al gobierno
--- cuponeros de luxe que son --- que lo que puede invertir en el País y en
nuestro pueblo. El que tenga dudas
que le pregunte a Richard Carrión cuánto le sacó al gobierno de Fortuño y
cuánto ha contribuido para mejorar el cuadro de inversión y de empleo.
¡Pero
ahora, con la Marca de País, daremos todos un salto cualitativo a la superación
económica!
Decían
los jíbaros machistas de mi infancia que “el que no tiene para más, con su
mujer se acuesta!" ¡Ahora nos
acostaremos con la Marca de País y despertaremos ricos!
Con
frases huecas, producto de las empresas publicitarias, no saldremos de la
crisis.
Ojalá podamos desarrollar productos de calidad que nos distingan así como empresas que generen empleos e ingresos para que nuestro país se desarrolle económicamente.
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