El
status político de Puerto Rico se refiere a la condición política y jurídica
del País en lo que concierne a sus derechos como pueblo --- una condición de
flagrante desigualdad frente a la metrópolis --- con respecto a todos los
renglones de su vida colectiva.
Esa
situación obedece al expansionismo imperial de los Estados Unidos, desde fines
del siglo 19, y su consiguiente hegemonía --- dominio económico y político
irradiada a todos los continentes.
En ese contexto y desde esa perspectiva Puerto Rico es apenas un punto
en el mapa caribeño, falto de poder para hacerse notar como problema ante
Washington.
Los políticos
puertorriqueños han contribuido a esa inatención, si no desprecio, de parte de
los poderes de Washington para atender el problema de Puerto Rico, que va
pasando de la etapa de inflamación dolorosa a cáncer agresivo.
Mañana
el gobernador de Puerto Rico, Alejandro García Padilla, comparecerá ante el
Comité de Recursos Naturales del Senado Federal a opinar sobre lo que pasó y
pasa en Puerto Rico, desde noviembre pasado, con respecto al status. ¿Qué va a hacer y que va a decir a
nombre de Puerto Rico?
Lo más
posible es que repita en Washington el chisme político partidista de Puerto
Rico --- para nada --- que consiste en los alegados de trampa plebiscitaria y
reclamos de mayorías. Los
congresistas se reirán del mismo chisme que han oído mil veces. ¿Será posible, sin embargo, que el
gobernador emplace a ese Comité, y que a través de él al Congreso todo y al
Presidente Obama para que tomen en serio su responsabilidad de 215 años de
inercia cómoda sin cumplir el compromiso contraído en París en el 1900?
El
Presidente y el Congreso no resolverán un problema que no ven, que no sienten,
porque el liderato puertorriqueño ha sido timorato, pedigüeño, revestido de
inferioridad. Se han dedicado a
cultivar las camarillas de los partidos nacionales, que lo prometen todo y no
cumplen nada.
Lo que
hace falta en Washington mañana es un planteo patriótico, altivo, a nombre de
todo Puerto Rico, no una repetición allá de los chismes políticos de acá. Pero no apueste a ello, amigo lector,
la cota, pues puede quedarse desnudo y en público.