martes, 23 de julio de 2013

La Reeducación de la Policía


¿Cómo usted transforma --- o reeduca, que es lo mismo --- una Policía malamañosa, violenta, prácticamente analfabeta, cuyo lenguaje es la fuerza bruta, en un Cuerpo Policíaco pacífico, civil, educado en los derechos civiles y personales que viene llamado a proteger?

Yo sé como se hace.  Mi saber de experiencia y de estudio fue expresado con sencillez diáfana por un eminente educador norteamericano de la segunda mitad del pasado siglo, Ralph Tyler, cuando nos dijo, en un taller universitario que dirigió mi antiguo profesor y mentor, Ángel Quintero Alfaro:  “La educación no es algo que alguien le dice a alguien”.  Porque es, por el contrario, diálogo racional y reflexivo: experiencia de duda y de aprendizaje.

La Policía de Puerto Rico, como culminación de sus hábitos de violencia y corrupción está en sindicatura federal.  Olvídese de las medias verdades --- y del resto, las media mentiras --- el Cuerpo Policíaco ha sido  federalizado.  El síndico es Héctor Pesquera:  el ausente, que por ser federal, anda como Dios, en todas partes y en ninguna.

¿Cómo se transforma la Policía?  Reeducándola.  ¿Y qué es eso y con qué se come?  No es mediante órdenes secas y autoritarias, que es lo único que parecen saber los policías de todos los rangos y estaciones.  Es como naciendo de nuevo a su función y a su misión de paz, de ley y de orden, lo cual no es equivalente a dictar órdenes ásperas y obedecer las que le dictan desde arriba.  El autoritarismo militar de la Policía tiene que cesar. Su estilo de comunicación tiene que ser civil y deliberativo.

Puesto que todo conocimiento parte de la ignorancia, la actitud de la policía tiene que partir de una necesidad sentida de capacitación para el diálogo, para la explicación, para la pregunta, camino de una conciencia informada de lo relevante a su función de protección de la ciudadanía que le paga.

Uno de los grandes obstáculos en el camino de esa reeducación es la gestión insidiosa de los cinco o seis pseudo sindicatos que viven de ellos y que no le aportan nada a su función, ya que sindicato y policía representan intereses opuestos, escollos en el camino del policía que quiere sencillamente cumplir con su deber, y prepararse y reeducarse para ello.  Los minisindicatos de la Policía son rémoras en el desempeño de su función y tajos cotidianos a sus bolsillos vacíos.

¡Yo quiero ver esa reeducación de la Policía --- el proceso y el producto --- comparada con lo que hoy existe!

Sobre la reeducación de los educadores hablaremos mañana.

1 comentario:

  1. A reeducarnos todos para mejorar nuestra calidad de vida y volvamos a ser un pueblo noble y sencillo, atento a las necesidades de todos. Sensibles, solidarios, serviciales, honestos,bondadosos y otras cosas más.

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