Cunden
en la prensa los rumores sobre los candidatos para el Gabinete del Gobernador,
el Grande y el pequeño de tipo ministerial.
Es lógico,
normal, que el silencio sobre opciones reales se llene con rumores. Ese es el deporte favorito de los
medios de comunicación, de los serios y de los que llenan con intrigas su
ignorancia.
Hablando
en serio, sin embargo, hay que asumir la responsabilidad de competencia y
capacidad de esos candidatos, porque no se trata de reclutar el número
necesario de los espacios a llenarse, como si se tratara del juego de la
gallinita ciega, que exige tal o cual cantidad de jugadores. Se trata de un asunto muy serio, que
envuelve la calidad del servicio público y la preparación intelectual,
administrativa, moral y programática de una nueva administración de gobierno,
en sustitución de la más corrupta e incompetente de nuestra historia de siglo y
pico.
No
puedo, y no debo, dictar las normas específicas al nuevo Gobernador sobre las cualificaciones
específicas de sus nominados al aparato administrativo del Estado. Ese es su trabajo, su obligación y su
responsabilidad no compartida con nadie.
Porque suya es la responsabilidad y suyas las consecuencias de sus decisiones. Por eso me limito, como ciudadano y
como amigo que defendí y voté por su candidatura, a unas indicaciones de
principio, prácticas en su naturaleza, pero sin las cuales no es posible lograr
una administración --- no honesta, porque eso lo doy por sentado --- efectiva,
relevante a la desolación económica y moral que hereda como País de manos de
Fortuño.
Mi
planteo, en forma de anticipación y amigable advertencia, es en el sentido de
que para lidiar con los desastres de educación, Departamento y Universidad, no
es suficiente la ambición y la disponibilidad de candidatos conocidos o inéditos. Hace falta mucho más, y el Senado y el
pueblo en su día deben exigir mucho más:
deben exigir un proyecto concreto, que se constituya de Visión,
Estrategia, Programa y Decisiones.
Eso es particularmente necesario en Salud y Educación, no sea que amanezcamos
un día con otro burócrata gastado, aunque con mucha prensa, o con cabilderos de
las aseguradoras de salud con capucha de reformista. ¡En ambas casos, de que los hay los hay, y ya suenan…!
No hay comentarios:
Publicar un comentario